Ruta por la Historia: La Paz Armada

Ruta Por La Historia

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viernes, 6 de octubre de 2017

La Paz Armada



Esta semana vamos a retroceder en el tiempo hasta llegar a los últimos años del siglo XIX y principios del XX para conocer las causas y a los protagonistas de un periodo que terminó desencadenando la Primera Guerra Mundial. Todos sabemos que el desencadenante final del conflicto fue el asesinato en Sarajevo, el 28 de Junio de 1914, del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando y de su esposa a manos de un serbio, pero ¿algo así pudo desencadenar un conflicto a nivel mundial? Lógicamente no, durante años la política europea fue dando pequeños pasos hacia el conflicto durante un periodo que ha sido conocido como La Paz Armada, y es en este periodo donde vamos a aterrizar hoy.


1. Prusia y la Unificación Alemana


En 1806, con las victorias del Emperador Napoleón contra el Reino Prusia y sobre Austria, se dio por abolido el Sacro Imperio Romano Germánico. Al año siguiente, se firmaron los Tratados de Tilsit. En el primero de ellos, el Zar Alejandro I y Napoleón ponían fin a la guerra entre sus naciones y acordaban una alianza de ayuda, Rusia ayudaría a Francia con el Bloqueo Continental que estaba llevando a cabo contra el Reino Unido mientras que Francia apoyaría a Rusia contra los turcos. Igualmente, se acordaba la creación del Gran Ducado de Varsovia.

Dos días después, se firmaba el Segundo Tratado de Tilsit, teniendo como firmantes a Francia y Prusia, que como nación derrotada perdía la mitad de sus territorios y los territorios conservados serían ocupados por tropas francesas que debían ser mantenidas económicamente por los prusianos. Asimismo, y tal como había sucedido con Rusia, Prusia debía sumarse a Francia en su lucha con el Bloqueo Continental.

El tratado entre Francia y Rusia no era muy estable, el Zar sabía que su país tenía pocos medios para generar manufacturas y el bloqueo continental de Napoleón había estrangulado no solo el comercio británico, sino el ruso también, lo que llevó a Rusia retirarse del bloqueo en 1810, algo que Napoleón vio como una traición y decidió invadir Rusia. 

Una aventura militar que como sabemos terminó siendo un total desastre para Napoleón y la salida de Prusia de esta alianza, pasando a formar parte de la Sexta Coalición entre el Reino Unido, Rusia, Prusia, Suecia, Austria y Portugal en las llamadas Guerras de Liberación. En estas guerras Napoleón intentó, con éxito en algunas batallas como Lutzen o Bautzen, plantar cara a esta Alianza, pero fue derrotado en Leipzig.

Batalla de Leipzig
Batalla de Leipzig de octubre de 1813, la batalla más importante perdida por Napoleón
Esta victoria sobre Napoleón puso fin a la Confederación del Rin, una confederación de estados clientes de Francia creada tras la derrota de Austria y Rusia en la Batalla de Austerlitz, y cuya capitalidad estaba en Fráncfort. Ahora, con la retirada de Napoleón, se rompía esta confederación y cada uno de estos estados firmó la paz y se unió a la Sexta Coalición. Finalmente, el Imperio francés fue derrotado y la recompensa de Prusia consistió en recuperar la mayor parte de los territorios perdidos y anexionarse el 40 por ciento de Sajonia y la mayor parte de Renania.

Tras la victoria, el Congreso de Viena, en una de sus decisiones, quiso unificar las distintas organizaciones políticas herederas del Sacro Imperio Romano Germánico en una confederación de Estados soberanos bajo la presidencia de la Casa de Austria, y con un congreso de delegados nombrados por los gobiernos de los estados, no por representantes elegidos por el pueblo, y que recibía el nombre de la Dieta, que tenía su sede en Fráncfort. 

Congreso de Viena
Congreso de Viena, convocado para restablecer las fronteras y reorganizar las ideologías del Antiguo Régimen.


1.a. Enfrentamiento Austro-Prusiano


Pero esta unión no era todo lo amigable que esperaban, en su seno se enfrentaban dos potencias muy poderosas y sobre todo muy distintas. Por un lado estaba Austria, que gobernaba territorios no germanos, como el Norte de Italia, Eslovenia, Hungría y el Sur de Polonia. En el trono de esta nación estaban los Habsburgo, que habían transformado Austria en "imperio" tras la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico. 

En esos momentos el Emperador era Francisco José I de Habsburgo-Lorena y su primer ministro era von Metternich, partidario del Antiguo Régimen y, por tanto, enemigo de que las ideas de la Revolución francesa se expandieran por Europa. Quizá por esto, Austria carecía de una burguesía industrial poderosa ya que la economía era predominantemente agrícola, lo que provocó que la Revolución Industrial llegase tarde a sus territorios. 

Francisco José I
El Emperador Francisco José I de Habsburgo-Lorena
Frente a Austria estaba lógicamente Prusia, en el noreste de Alemania y controlando casi toda la orilla sur del Báltico, y tras las anexiones del Congreso de Viena con acceso al Mar del Norte, algo que impulsaba de gran manera su capacidad comercial, de hecho la Revolución Industrial llegó de pleno a Prusia y la convirtió en el centro industrial más poderoso de la región. Se impulsó la industria del acero, carbón y hierro, y sus comunicaciones por ferrocarril crecieron de manera exponencial, por lo que pudieron formar un mercado económico activo con el resto de estados alemanes. 

En el trono de este Reino estaban los Hohenzollern, personalizados en ese momento por Guillermo I, quien en 1862 nombró Canciller a Otto von Bismarck. El sistema de gobierno prusiano era la monarquía parlamentaria, aunque por sufragio censitario, y evitando el otorgamiento de mayores libertades a los súbditos, por lo que no podemos considerarlo una democracia. 

Wilhelm I
Guillermo I de Prusia
Bismarck afirmaba que había que unificar a los diversos Estados alemanes en uno solo, eliminando particularismos locales, y con una economía fuerte para convertirse en la gran potencia europea. Para ello, la unidad de Alemania debía ocurrir sólo bajo Prusia, el estado más poderoso y avanzado. 

El descontento en esta Confederación Germánica no afectaba únicamente a dos naciones, parte del pueblo reclamaba acabar con el régimen de la nobleza, establecer un parlamento, la libertad de prensa y la de opinión, y estas peticiones hicieron estallar la Revolución alemana de 1848

Deutschen Revolution 1848
Revolución alemana de 1848

Por ejemplo, en Dresde, capital de Sajonia, el pueblo pidió a su Rey, Federico Augusto II, una reforma electoral y un incremento de la justicia social. En Viena, la multitud irrumpió en el Parlamento, donde no encontraron el apoyo de los parlamentarios, pero si una respuesta militar, los soldados dispararon a ciegas a la multitud y mataron a cinco manifestantes. Finalmente, el Emperador decidió calmar la situación por medio de concesiones a los manifestantes, siendo la primera la destitución de Metternich. 

La unión de todos los países de la Confederación en las revueltas hacía ver que actuaban como uno, por lo que la unificación era cosa de tiempo, ya que además la Confederación solo funcionaba cuando coincidían las posiciones de Austria y Prusia, como en la Guerra de los Ducados al luchar juntas y vencer a Dinamarca en el intento de unión del Rey Danés Cristian IX de anexionarse el Ducado de Schleswig. Tras esta victoria Prusia se anexionaba Schleswig y Leuenburgo; mientras, Austria tomaba Holstein.

Bismarck sabía que un conflicto con Austria era más que inminente, por lo que en octubre de 1865 se reunió en Biarritz con Napoleón III y acordaron que Francia se mostraría neutral ante una posible guerra austro-prusiana; Prusia ayudaría al Norte de Italia para conseguir la anexión del Véneto, que estaba bajo poder austriaco, lo que derivó también en una alianza ofensivo-defensiva ítalo-prusiana contra Austria firmada en abril de 1866. 

Otra alianza de neutralidad que cerró el Canciller de Hierro fue con el Imperio Ruso, dolido con Austria por su declaración de neutralidad en la Guerra de Crimea. Ahora ya tenía todos los frentes asegurados y únicamente necesitaba un casus belli, y ese fue el Ducado de Holstein. 

Guerra Austria Prusia
Guerra Austro-Prusiana 1866

Como recordaremos, este Ducado había pasado a manos austriacas tras la Guerra de los Ducados, pero Bismarck envió tropas prusianas a la zona. Austria protestó ante la Dieta de Fráncfort y Baviera, Hannover, Hesse-Kassel, Sajonia, Wurtemberg y otros Estados le apoyaron en su queja. Finalmente, Austria declaró la guerra a Prusia el 14 de junio de 1866, y el ejército de Prusia invadió Bohemia y Sajonia a toda velocidad, no obstante fueron detenidos en la Batalla de Trútnov. 

Prusia atacó también Hannover, que se rindió el 29 de junio, dejando a Austria sin aliados en el Norte de Alemania. Mientras, en el sur, las tropas prusianas atacaron Baviera y en una rápida campaña tomaron Núremberg y Fráncfort. 

El avance prusiano sobre territorio austriaco continuó en el norte de Bohemia, llegando así a la importante Batalla de Sadowa del 3 de julio de 1866, donde los prusianos consiguieron una decisiva victoria sobre Austria que permitió a las tropas prusianas avanzar hacia el sur y entrar a Eslovaquia el 19 de julio, y el 22 de julio se enfrentaron a los austriacos en la batalla de Lámacs, obteniendo una nueva victoria. Ese mismo día Austria solicitó un armisticio a Prusia. 

Batalla de Sadowa
Guillermo I, Bismarck y el General Von Moltke en la Batalla de Sadowa
A la vez los italianos lanzaron una ofensiva bélica a mediados de junio para tomar el Trentino, región de población italiana bajo dominio austriaco, distrayendo el esfuerzo militar de Austria con una amenaza en sus fronteras meridionales. Este avance, no obstante, fue muy desordenado y el mando militar austriaco logró conjurar con éxito el peligro en la batalla de Custozza el 24 de junio. 

Austria consolidó su triunfo el 20 de julio en la batalla naval de Lissa. Los italianos, pese ello, siguieron con su ofensiva terrestre y el 21 de julio lograron vencer a los austriacos en la Batalla de Bezzecca, asegurando para Italia los valles bajos del Trentino. 

Los ambiciosos planes de Giuseppe Garibaldi para invadir con sus fuerzas todo el Trentino aprovechando la debilidad austriaca, quedaron anulados cuando al día siguiente del combate en Bezzecca, y tal como hemos visto, el gobierno de Austria pidió un armisticio a Prusia, lo que obligaba al Reino de Italia a suspender todo ataque, pactando un armisticio con Austria el 12 de agosto. 

El 23 de agosto de 1866, se firmaba la Paz de Praga, donde de manera formal se disolvía la Confederación Germánica. Prusia se anexionaba Hannover, Hesse-Kassel y Holstein. Austria pagaba a Prusia una indemnización de guerra y entregaba el Véneto a Italia.

Con la muerte de la Confederación Germánica nacía la Confederación Alemana del Norte, con todos los Estados alemanes situados al norte del río Meno, en la que el Presidente era el Rey de Prusia y Bismarck era el Canciller. Todos los estados quedaban representados en el Bundesrat, o Congreso Federal. 

Otto Von Bismarck
Otto Von Bismarck, artífice de la Unificación alemana y principal protagonista de este periodo
La Confederación firmó alianzas con Baviera, Wurtemberg y el gran ducado de Baden, por el que éstos se comprometían a ayudar a Prusia si un tercer Estado atacase a algún miembro de la Confederación. 

En Austria las consecuencias de la derrota fueron un debilitamiento del Estado frente a los movimientos nacionalistas de los distintos pueblos que formaban el Imperio, en especial de los húngaros. Esto llevó a la formalización política del Compromiso Austrohúngaro por lo que el país se transformaba en una monarquía dual con dos Estados confederados bajo la casa de Habsburgo, el Imperio austrohúngaro. 

Y es ahora cuando vamos a conocer el último gran conflicto armado que se vivió en Europa antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, y es la Guerra entre Prusia y Francia. 

1.b. Guerra Austro-Prusiana


En Francia, la situación había sido muy convulsa políticamente, la revolución de 1848 obligó a abdicar al Rey Luis Felipe I y se estableció la II República Francesa. En las elecciones presidenciales, un sobrino de Napoleón, Luis Napoleón Bonaparte, ganó con el 75% de los votos. Esta abultada victoria tiene su origen en el mundo rural donde caló hondo el mensaje del joven Napoleón «No más impuestos, abajo los ricos, abajo la República, larga vida al Emperador». 

Luis Napoleón Bonaparte
Luis Napoleón Bonaparte, Presidente de la II República Francesa y posterior Emperador
Pero poco tiempo iba a durar esta República, ya que el 2 de diciembre de 1851 Napoleón III daba golpe de Estado y establecía el retorno del sufragio universal frente al sufragio censitario establecido por la Asamblea republicana, por lo que se erigía como defensor de la democracia. 

El 14 de enero de 1852 se promulgó una nueva constitución que reforzaba los poderes del ejecutivo, aumentando la duración de la presidencia a 10 años y disminuyó el del legislativo que dividió en tres cámaras: Asamblea, Senado y Consejo de Estado. Finalmente, mediante plebiscito celebrado en noviembre, Francia creaba un Imperio, que se proclamaba solemnemente el 2 de diciembre de 1852

En los primeros años de este Segundo Imperio, Napoleón III gobernó sin oposición por el control policial y la censura de prensa, y por la mejoría económica de Francia. Asimismo, los triunfos en política exterior reforzaron la política del emperador. Entre estas victorias podemos destacar la firma del Tratado de Tien Tsin de 1860 con China, por el que el país asiático abría sus puertos al comercio francés; en Indochina donde gracias a la expedición franco-española a Cochinchina, el Imperio francés se anexionó Cochinchina y Camboya. 

Además, Napoleón III fue partidario de la unificación italiana gracias al apoyo que Piamonte le había dado en la Guerra de Crimea de 1854, donde Rusia pretendía el control de los restos del Imperio turco, es decir los Balcanes y el control del estrecho de los Dardanelos. El Reino Unido, por intereses comerciales, se opuso a estas ideas y apoyó a Turquía frente a los rusos. Francia se alía con el Reino Unido e interviene en la guerra de Crimea, que termina en el Congreso de París en 1856, erigiéndose Napoleón III como «el árbitro de Europa», y al acuerdo de entrega a Francia de Saboya y Niza. Por todo ello, el Emperador no dudo en enviar tropas para luchar con Piamonte frente a Austria, venciendo en Magenta y Solferino, pero Napoleón III firmó por separado la paz de Villafranca en 1859, por lo que los nacionalistas italianos se sintieron traicionados.

Pero al fallarle los apoyos de la Iglesia y la burguesía, el Imperio francés giró hacia los liberales en busca de nuevos apoyos, y como ejemplo la aprobación en 1864 del derecho de asociación y de huelga, o la supresión de la censura previa a la prensa

Un año después, en Biarritz, Napoleón III llegó a un acuerdo con Prusia para la inminente guerra contra Austria. Las dos potencias se veían cara a cara y a pesar de llegar a un acuerdo quedaba claro que en algún momento la situación les llevaría a enfrentarse.

Y el detonante final fue España, nuestro país se encontraba dirigido por el Gobierno Provisional tras el Triunfo de la Gloriosa, la Revolución de 1868 que había provocado el fin del Reinado de Isabel II. Tras los diferentes problemas que ya hemos contado en los programas que hemos dedicado a la Historia de España de ese periodo, llegó el momento de la búsqueda de un nuevo Rey que no fuese de la casa Borbón.

Revolución Gloriosa
Subasta de la Corona de España por Prim, Serrano y Topete según la revista "La Flaca" de 1869.
El Presidente del Consejo de Ministros, el General Prim tras los primeros descartes propuso la candidatura del Príncipe Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, sobrino del Rey de Prusia Guillermo. Esta candidatura fue vista como un ataque por Napoleón III, que de esta manera se creía rodeado por los Hohenzollern, por lo que finalmente consiguió que Carlos Antonio de Hohenzollern-Sigmaringen, renunciara públicamente en nombre de su hijo.

Francia no se creía esta renuncia por lo que envió al balneario de Bad Ems, donde se encontraba veraneando el Rey de Prusia, a un embajador para que esta renuncia fuese por escrito y rubricada por el monarca. Guillermo I se negó a las peticiones francesas de renunciar a la candidatura de un Hohenzollern al trono español, además ordenó a su consejero privado Abeken que informara por vía telegráfica al canciller Bismarck de lo sucedido, de esta manera Bismarck que quería que fuera Francia la que atacara primero para así no quedar como agresor ya tenía la solución, redactó un comunicado de prensa en el que supuestamente resumía el contenido del telegrama y en realidad lo falseaba, y en este comunicado el embajador francés quedaba humillado. La treta de Bismarck funcionó, el 19 de julio de 1870 Napoleón III le declaró la guerra a Prusia. 

La guerra fue un continuo desastre para el Ejército francés, considerado por aquel entonces como uno de los mejores de Europa, que batalla tras batalla va perdiendo hombres y terreno de manera abismal, llegando a luchar en su propio terreno a las pocas semanas de iniciar la guerra. 

Ante esta situación, el ejército francés se retiró al norte, a Sedán, con el fin de ganar algo de terreno, pero el ejército prusiano les seguía tan de cerca que finalmente consiguió rodearlos. 

El 1 de septiembre de 1870 comenzó la batalla de Sedán, la artillería prusiana destrozó las posiciones francesas, tras esto llegaron las cargas prusianas desde el este y noroeste, y los ataques bávaros desde el suroeste. Los franceses resistieron como pudieron, aunque al final de ese día 1 la derrota era tan clara que Napoleón III ordenó un alto el fuego. En un solo día Francia había perdido a 17.000 hombres y otros 21.000 habían sido capturados. 

Al día siguiente, 2 de septiembre de 1870, Napoleón III ordenó izar bandera blanca, rindiéndose con todo el Ejército de Chalôns a Moltke y al Rey prusiano. 

Batalla de Sedán
Napoleón III junto a Bismarck, tras rendirse en Sedán.
La rendición del Emperador no ponía fin a la guerra, ya que el pueblo de París, enterado de esta rendición, decidió proclamar la Tercera República y nombrar un Gobierno de Defensa Nacional cuya Presidencia recayó en el General Trochu. 

Bismarck ordenó a sus tropas que sitiaran la capital francesa, y 18 días después de la rendición de Napoleón III, se cerraba el cerco prusiano sobre París mientras se llevaban a cabo conversaciones de paz con el Gobierno de Defensa Nacional. Este nuevo Gobierno ofrecía a cambio de la paz la entrega de una serie de colonias y el pago de reparaciones de guerra, pero Bismarck iba más allá, quería Alsacia, Lorena y diversas fortificaciones fronterizas. Ante este desacuerdo la guerra continuó, aunque debido a la inferioridad numérica y el hambre que estaba sufriendo la sitiada población parisina, el Gobierno de Defensa Nacional aceptó negociar un armisticio en Versalles, para el que se envió al ministro de Asuntos Exteriores Jules Favre. Bismarck aceptó únicamente levantar el sitio a cambio de la entrega de varias fortalezas que eran claves en la defensa de París. Trochu dimitió y dos días después, el 25 de enero, Favre firmaba el armisticio definitivo, en el que Francia perdía las provincias de Alsacia y Lorena, ricas en minas de carbón y de hierro y se le imponía el pago de grandes sumas de dinero en concepto de reparaciones de guerra. 

Pocos días antes, el 18 de enero, Guillermo I había sido proclamado Kaiser en la Galería de los Espejos del palacio de Versalles, con lo que se completaba la unificación alemana y nacía el II Reich o Imperio.

II Reich
Proclamación del II Reich en el Palacio de Versalles

2. Sistemas Bismarckianos


El primer pacto al que vamos a hacer referencia es la Liga de los Tres Emperadores, firmada por el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro y el Imperio ruso en 1872. 

Liga de los Tres Emperadores
Guillermo I, Francisco José I y Alejandro II, los Tres Emperadores
A pesar de las diferencias políticas entre los tres países, Alemania y Austria-Hungría era monarquías constitucionales y el Imperio Ruso por el contrario era totalmente absolutista, había algo que unía a estas tres grandes naciones, su rechazo al liberalismo político de Gran Bretaña y la República Francesa. Además declaraban al republicanismo y al socialismo como sus principales amenazas y por tanto enemigos. 

Aunque el objetivo principal de Bismarck era aislar a Francia de cualquier alianza Europea y evitar que tuviese apoyos en un posible intento por recuperar Alsacia y Lorena. 

Esta unión comenzó a romperse en 1877 con el estallido de la Guerra ruso-turca. Dos años antes, en Bosnia y debido al aumento en los impuestos del Sultán Abdul Hamid II, se produjo una sublevación contra los otomanos a los que acusaban de corruptos e incapaces. Este levantamiento animó a más lugares, y en abril de 1876 los búlgaros se sumaron al mismo, y poco después Serbia y Montenegro declaraban la guerra al Imperio Otomano, que en esos momentos era el gran enfermo de Europa. 

Ante la más que posibilidad de que el Imperio Otomano resultase desmembrado, Rusia y Austria-Hungría firmaron un pacto secreto para repartirse los Balcanes tras la debacle Otomana. Sin embargo, el ejército serbio era derrotado por el otomano, pero las atrocidades que realizaron contra la población civil provocó que el resto de países se preocupasen por lo que allí estaba sucediendo, y todas las potencias se reunieron en la Conferencia de Constantinopla de diciembre de 1876

Conferencia de Constantinopla
Delegados de las Potencias en la Conferencia de Constantinopla de 1876
En esta reunión, el Imperio Otomano informó de la aprobación de una Constitución que garantizaba los derechos y libertades de toda minoría étnica, así los búlgaros disfrutarían de iguales derechos que los turcos. Rusia afirmaba que la constitución era solo una solución parcial a las verdaderas reclamaciones de los búlgaros. Todo esto era una encerrona. Rusia sabía que Austria-Hungría les apoyaba y que en el resto de naciones la opinión pública apoyaba la causa búlgara. Por lo que finalmente, el 24 de abril de 1877, Rusia le declaraba la guerra al Imperio Otomano. 

Menos de un año después, las tropas rusas se encontraban casi a las puertas de Estambul, y temiendo que la ciudad cayera, los británicos enviaron una flota de acorazados para intimidar a Rusia y evitar que sus tropas entraran a la ciudad. Ante esto, Rusia aceptó llegar a un arreglo con los otomanos que se plasmó en el Tratado de San Stefano del 3 de marzo, por el cual el Imperio otomano reconocía la independencia de Rumanía, Serbia y Montenegro, así como la autonomía de Bulgaria. 

Tratado de San Stefano
Firma del Tratado de San Stefano de 3 de marzo de 1878
Alertados por el aumento de poder de Rusia en la zona balcánica, británicos y austrohúngaros, hasta ahora socios de los Rusos, no quisieron admitir ese tratado y se interpusieron hasta obligar a Rusia a reconsiderar los términos en el Congreso de Berlín de 1878. Tras muchas deliberaciones se acordaron los siguientes términos: Bulgaria sería separada en dos mitades, una vasalla del Imperio otomano y, otra, como provincia autónoma de aquel Imperio; Armenia pasaba a estar bajo control del Imperio otomano; Chipre quedaba en manos británicas; y Bosnia-Herzegovina pasaba a estar bajo control del Imperio austrohúngaro. 

Bismarck, que había organizado el Congreso, presentó sus conclusiones como una victoria para Alemania, al haber evitado un nuevo conflicto. Rusia había, sin embargo, estimado que los germanos iban a defender sus intereses y abogar en favor de sus victorias sobre el Imperio otomano, pero al no ser así una campaña de prensa antialemana se desató en Rusia, a la par que nacía su enfrentamiento con Austria-Hungría.

Ante esta situación, en 1879 se firmó la Doble Alianza, que sería el segundo sistema bismarckiano. Según este acuerdo, Alemania apoyaría a Austria en sus pretensiones sobre los Balcanes; mientras que Austria apoyaría a Alemania en una futura guerra contra Francia. 

Doble Alianza
Doble o Dúplice Alianza entre Alemania y Austria

En 1882 Italia se unió a este tratado debido a sus pretensiones sobre Albania, por lo que fue conocida como la Triple Alianza.

Triple Alianza
Recreación de la Triple Alianza entre Alemania, Austria e Italia
A pesar de los recelos y conflictos entre sus naciones, Bismarck persuadió al nuevo zar ruso, el ultraconservador Alejandro III para que retornara a la "Alianza de Tres Emperadores" sin el conocimiento de Austria, mostrando a Rusia que las tres monarquías tenían más elementos en común que sus diferencias por ambiciones territoriales. Según esta nueva unión, las tres naciones serían neutrales en el caso de que hubiese una guerra entre Francia y Alemania; una guerra de Austria en los Balcanes; o por último que fuese Rusia la que iniciase una guerra balcánica.

Pero los Balcanes no eran el único foco de preocupación, el interés de los países europeos en las posibilidades de explotación económica e instalación de guarniciones y puestos comerciales que asegurasen su presencia y control efectivo antes que otros competidores sería el siguiente conflicto.

Leopoldo II de Bélgica, había formado la Asociación Internacional del Congo para explotar las riquezas de la cuenca de ese río, aunque manteniendo dicho territorio en forma de propiedad privada y sin que dicha zona se transformara aún en posesión de Bélgica. Si bien esta Sociedad controlaba la desembocadura del río Congo, Reino Unido y Portugal deseaban evitar que esta área de control se extendiese. Por su parte, Francia había logrado en 1881 tomar posesión de Túnez, y en ese mismo año una expedición francesa tomó posesión efectiva del Congo Occidental a orillas del océano Atlántico. En 1882 el Reino Unido asumió por completo el gobierno de Egipto y consiguió los derechos de soberanía egipcia sobre Sudán y el norte de Somalia. 

Por su parte, Francia, en 1884 aseguró su posesión de la costa de Guinea, con lo cual resultaba evidente en Europa que la carrera por África debía ser regulada, por lo que se llevó a cabo, convocada por Francia y el Reino Unido y organizada por Bismarck, La Conferencia de Berlín entre 1884 y 1885, con el fin de resolver los problemas que planteaba la expansión colonial en África y resolver su repartición.

Conferencia de Berlín
Caricatura de la Conferencia de Berlín. Bismarck reparte el "pastel africano"
En la Conferencia se proclamó la libre navegación marítima y fluvial por los ríos Congo y Níger, se estableció la libertad de comercio en el centro del continente africano formado por la cuenca del río Congo, se acordó la prohibición de la esclavitud, y se estableció el derecho a reclamar una porción de la costa africana sólo si dicho territorio se ocupaba efectivamente y se comunicaba de este evento a otros estados.

Un elemento importante que fue pactado en la Conferencia fue reconocer como regla de Derecho Internacional el principio de uti possidetis iure, en tanto para que un estado europeo reclame derechos de soberanía sobre un territorio africano debería de establecer previamente una real posesión sobre éste. Para acreditar esta posesión era preciso que la potencia europea reclamante hubiese suscrito un tratado con la población local y ejerciera actos efectivos de administración, o que hubiera establecido una ocupación militar permanente que bastase para asegurar su posesión, adquiriendo también el derecho a la explotación económica permanente. 

La exploración del río Congo motivó las rivalidades entre varios países, y Bismarck actuó de árbitro. Uno de los acuerdos fue reconocer la existencia del Estado Libre del Congo, bajo soberanía de la Asociación Internacional del Congo y propiedad privada del rey Leopoldo II, y de un Congo francés, ambos con salida al mar por el océano Atlántico.

Así, la costa mediterránea africana quedó en manos de Francia y el Reino Unido; la costa oriental se dividió entre los alemanes al sur y los británicos al norte. La costa occidental africana quedó en poder de los belgas, franceses y británicos. España consiguió el Sáhara Occidental, Guinea Ecuatorial y algunas zonas de Marruecos; los italianos consiguieron Somalia y los portugueses afianzaron su control sobre Angola, Cabo Verde y Guinea-Bisáu, Santo Tomé y Príncipe y Mozambique, mientras los alemanes obtuvieron Namibia.

Pero toda la obra de Bismarck se comienza a ir al traste en 1888, ese año muere el Káiser Guillermo I, artífice junto a Birmarck de la unificación de Alemania y su colocación como potencia mundial. Al trono imperial asciende su hijo, un enfermo Federico III, que a los tres meses fallece, pasando la corona a su hijo, Guillermo II. 

Guillermo II
El nuevo Kaiser alemán, Guillermo II

El nuevo Káiser tenía una concepción política distinta tanto en lo nacional como en la internacional de la de Bismarck, y las fricciones fueron en aumento entre ambos. Finalmente, Bismarck dimitió ante la insistencia del Káiser en 1890, siendo sustituido por Leo Von Caprivi. 

El nuevo Canciller rechazó la propuesta rusa de renovar la Liga de los Tres Emperadores un año después, la nueva política alemana apoyaba abiertamente a Austria-Hungría en los Balcanes. Esto causó que Rusia, apartada por sus antiguos aliados, buscase la alianza con Francia. De esta manera se rompían los sistemas bismarckianos y se abría una nueva etapa política en Europa. 

El gobierno ruso decretó la prohibición de posesión de tierras a extranjeros en los gobiernos occidentales de Rusia, esta medida afectaba principalmente a los alemanes. La contestación alemana se orientó primero hacia la prohibición de títulos de deuda pública rusa y en a prohibir al Banco del Reich y el Banco del estado prusiano la inversión en papel ruso; esta decisión unida al gesto francés de no recibir a la embajada de Bulgaria, determinó que Rusia buscara el capital en la Bolsa de París. Las negociaciones franco-rusas progresaron, y en julio de 1891 la escuadra francesa visitó la base naval de Kronstadt, allí Alejandro III subió a bordo de varios buques, y al difundir la prensa la noticia de que el Zar se había puesto en pie para oír la Marsellesa, saltaron las alarmas en las cancillerías europeas. 

Finalmente, y tras muchas negociaciones se acordaba que en caso de ataque de Alemania o Italia a Francia, el Imperio ruso entraría en el conflicto junto a Francia, y en caso de que Rusia fuese la atacada por Austria-Hungría apoyada por Alemania, Francia utilizará todas sus fuerzas disponibles para combatir a Alemania; que no firmarían la paz por separado; y que esta unión duraría mientras siguiese en pie la Triple Alianza. 

Alianza Francia Rusia
Puente Alejandro III de París, símbolo de la nueva amistad galo-rusa
Poco después fallecía Alejandro III y ascendía al trono imperial Nicolas II, emparentado con la casa real británica, lo que acercaba a ambas naciones.

Nicolás II
El nuevo Zar, Nicolás II
Este acercamiento de Rusia y Francia, no libraba a esta segunda nación de enfrentamientos con otros países, como el que tuvo con Inglaterra en 1898, el llamado Incidente de Fachoda

Incidente de Fachoda
Prensa francesa haciendo referencia al incidente de Fachoda
La República Francesa quería conectar sus colonias a lo largo de África del Norte, cruzando el Desierto del Sáhara y uniendo el puerto de Yibuti, en el Océano Índico, con los puertos de Brazzaville y Duala, en el Océano Atlántico. Es decir se busca conectar todas sus posesiones de este a oeste. Por su parte, el Reino Unido tenía una idea similar, pero de norte a sur, uniendo desde Egipto hasta Sudáfrica. Estaba claro que en algún punto se tenían que cruzar, y ese punto fue Fachoda, a orillas del Nilo. 

Ambos bandos se atrincheraron en sus posiciones y construyeron sendos campamentos, pues ninguno aceptaba abandonar el terreno. Mientras, la opinión popular de Francia y Gran Bretaña estallaron en mutuas acusaciones de expansionismo hostil, y en manifestaciones de patrioterismo exacerbado contra la potencia rival. 

La superioridad naval británica provocó que el gobierno francés ordenase a sus tropas la retirada el 3 de noviembre de 1898, dando fin al incidente y a un acercamiento entre ambas naciones que terminaría fraguando en la llamada Entente cordial del 8 de abril de 1904, un tratado de no agresión y regulación de la expansión colonial entre el Reino Unido y Francia. Los galos rompían nuevamente el aislacionismo con el que Bismarck les había condenado, mientras que el espíritu revanchista de la guerra franco-prusiana llenaba a la población francesa.

Entente Cordiale
Representación de la Entente Cordiale

Que Francia e Inglaterra se pusieran de acuerdo en su expansionismo colonialista no evitaba nuevos conflictos, esta vez entre Francia y Alemania en el Norte de África. A pesar del acuerdo que habían suscrito ambas naciones en 1904, con el visto bueno del Reino Unido, para delimitar las zonas de Africa sobre las que dichas potencias coloniales ejercerían su dominio. Los alemanes no tardaron en mostrarse reacios al estar interesados en un protectorado propio en Marruecos, usando como escusa la deuda que tenía el Sultán de Marruecos con bancos alemanes, así como el interés de los comerciantes alemanes en desarrollar sus actividades en suelo marroquí. Por ello iniciaron una ofensiva diplomática que provocó, el 31 de marzo de 1905, la visita a Tánger del Káiser Guillermo II, donde anunció su defensa de la independencia marroquí y exigió la convocatoria de una reunión de las potencias afectadas por esta situación. 

Esta reunión fue la Conferencia Internacional de Algeciras entre el 16 de enero y el 7 de abril de 1906, donde España obtuvo junto a Francia un protectorado en Marruecos, lo cual fortaleció la posición francesa y dejó al Imperio alemán sin alguna ganancia al final de la Conferencia. 

Tratado de Algeciras
Firma del Tratado de Algeciras de 1906
El conflicto por Marruecos no terminó aquí, en 1911 debido a insurrección nativa en el sur de Marruecos, Alemania envió barcos de guerra al puerto de Agadir, indicando que asumirían la defensa de los intereses comerciales alemanes en la zona si Francia no lo hacía, lo que era un claro desafío al gobierno galo. Gran Bretaña se opuso a tal idea y mostró su apoyo a Francia como única potencia poseedora del protectorado en Marruecos. Alemania que no quería iniciar un conflicto al mismo tiempo con británicos y franceses, reconoció los derechos de los franceses en Marruecos, pero pidió a Francia una "compensación" por las presuntas "pérdidas" alemanas al no poder penetrar en Marruecos. 

Finalmente se firmó un acuerdo franco-alemán por el Francia quedaba como dueña en Marruecos, mientras que una parte importante del norte Congo francés sería cedido a Alemania. 

Una vez más, la diplomacia evitaba que estallase la guerra en Europa.

3. Situación política europea.


3.1 Reino Unido
En el año 1901 falleció la Reina Victoria, considerada como la abuela de las casas reales europeas, ya que sus 9 hijos y 26 de sus 42 nietos se casaron con otros miembros de la realeza europea. 

Reina Victoria de Inglaterra
La Reina Victoria de Inglaterra, la "abuela de las Casa Reales Europeas" 
Su reinado duró 63 años, 7 meses y 2 días, siendo desbancada por su tataranieta Isabel II, en el record de permanencia en el trono británico. Este periodo, que ha recibido para siempre el sobrenombre de la época victoriana, está marcado por la revolución industrial, los cambios políticos, científicos, culturales y militares que llevaron a la gran expansión del Imperio británico

El 22 de enero de 1901 era coronado Eduardo VII, quien recibió el apodo del “Pacificador” debido a su labor por fomentar las buenas relaciones entre Gran Bretaña y el resto de países europeos, especialmente con Francia. No obstante su reinado duró poco, ya que el 6 de mayo de 1910 fallecía en el Palacio de Buckingham víctima de la bronquitis. 

Eduardo VII
Eduardo VII de Inglaterra, "el Pacificador"
Y así llegamos al monarca del momento del que hemos estado hablando hoy, Jorge V, que si bien era el segundo hijo de Eduardo VII, la muerte de su hermano mayor le situó en el trono en un momento muy convulso en la política británica. 

Jorge V
Jorge V de Inglaterra
El Premier, Asquith, intentaba llevar a cabo un aumento del gasto social y un aumento de impuestos a las clases más ricas, pero sus presupuestos, aprobados en la cámara de los comunes, se vieron paralizados en la cámara de los lores, algo hasta entonces inusual. De esta manera las dos cámaras quedaban enfrentadas, aunque Asquith se vio reforzado en las elecciones de 1910 y sus presupuestos al final vieron la luz, gracias también al apoyo del parlamento irlandés al que se le concedió la autonomía, aunque esta Ley quedó paralizada debido al estallido de la Primera Guerra Mundial.

3.2 Francia
La inicialmente aislada Francia vivió un periodo de continuos escándalos que marcaron la política y la sociedad francesa, del que vamos a destacar dos. El primero en estallar fue el escándalo del Canal de Panamá o el caso Lesseps, recibiendo este nombre de Ferdinand de Lesseps dueño de la compañía encargada de la construcción del canal de Suez, fundada en Francia con el nombre de Compañía Universal del Canal de Panamá. Este hombre no era ingeniero ni tampoco financiero, pero confiaba en que la experiencia previa que había obtenido con la construcción del canal de Suez, le daría el prestigio suficiente como para poder convencer al gobierno francés y a medianos empresarios para invertir en la construcción del Canal de Panamá. 

Ferdinand de Lesseps
Ferdinand de Lesseps, dueño de la compañía encargada de la construcción del canal de Suez.

Finalmente, y tras recibir los permisos del gobierno francés y cerca de 300 millones de francos en acciones, comenzaron en 1882 las obras de construcción del canal. Parecía que los inversores habían conseguido una autentica ganga, por 500 francos por acción podrían tener acceso a las enormes ganancias que generaría el uso de este Canal, pero no fue así. 

La obra llegó a tener un coste de superior a los 1200 millones de francos, además el terreno panameño era rocoso y selvático, lo cual dificultaba la construcción al necesitarse más maquinaria y dinamita, aparte del riesgo de enfermedades tropicales. Para más inri, Lesseps ideó un canal sin esclusas, lo que reducía los costos, pero después descubrió que la diferencia de nivel entre los océanos Atlántico y Pacífico sería únicamente salvable con grandes esclusas, que no estaban previstas ni en el plan original ni en los costes. 

A Lesseps no le quedó más remedio que reconocer la inviabilidad de la obra con ese presupuesto, lo que provocó el desplome de las acciones su empresa y la venta masiva de las mismas para evitar daños mayores. 

¿Cómo solucionar el problema? los directivos de la Compañía entraron en un gran esquema de corrupción política: para reunir capital y detener la fuga de los inversionistas, pagaron sobornos a periodistas, políticos y hasta miembros del Parlamento francés; pero ni con esas, y al final se declaró la quiebra de la Compañía Universal del Canal de Panamá en 1888. Las pérdidas globales fueron de 1.440 millones de francos y 850 000 inversores perdieron su capital. 

El siguiente escándalo fue el caso Dreyfus, que recibe este nombre por Alfred Dreyfus un militar nacido en Alsacia y de religión judía que en 1894 fue acusado de entregar documentos a los grandes enemigos de Francia, Alemania. Cuando la opinión pública tuvo noticias de este hecho, la clase política francesa condenó al acusado antes de que se celebrase un juicio. Finalmente, un tribunal militar lo encontró culpable de alta traición y fue condenado a prisión perpetua, siendo desterrado a la Colonia penal de la Isla del Diablo situada a 11 km de la costa de la Guayana francesa. 

Alfred Dreyfus
Alfred Dreyfus, militar francés víctima de la persecución.

Pero no todos aceptaban esta condena, los primeros en mostrarse contrarios fueron sus familiares, con su hermano Mathieu a la cabeza. Éste contrato al periodista de tendencias anarquistas Bernard Lazare, quien rápidamente encontró pruebas de antisemitismo en el juicio y condena de Alfred Dreyfus. A la vez, el Jefe del contraespionaje francés, el Coronel Georges Picquart descubrió dos años después que el verdadero espía que habían vendido los secretos militares franceses a Alemania fue el Comandante de origen húngaro Ferdinand Walsin Esterhazy. 

A pesar de las abrumadoras pruebas que corroboraban las investigaciones de Picquart, el Estado Mayor francés se negó a celebrar un nuevo juicio y además destinó a Picquart al Norte de África. Este revés no paró a la familia Dreyfus que logró reunirse en el verano de 1897 con Auguste Scheurer-Kestner, Presidente del Senado francés, al que le entregaron todas las pruebas existentes con las que le convencieron de su inocencia. Estas pruebas las compartió con Georges Clemenceau, ex diputado, médico y periodista que también vio claro el error. 

Con estos nuevos apoyos, Mathieu Dreyfus denunció a Esterházy ante el Ministerio de Guerra por el acto de traición que había acarreado la condena de su hermano, pero por motivos corporativistas fue absuelto por el tribunal militar de todos los cargos. La indignación aumentaba según se iban conociendo las pruebas que defendían la inocencia de Dreyfus se ampliaba, y el golpe definitivo lo dio el escritor Émile Zola con su publicación “Yo acuso”, un alegato en favor de Dreyfus que llevó a cambiar de opinión a muchos intelectuales. 

J´Accuse
J´Accuse...! de Emile Zola.
A la vez que aumentaban los apoyos a favor de Dreyfus, estallaron disturbios antisemitas en diferentes puntos de Francia apoyados por los sectores conservadores, monárquicos y nacionalistas. Finalmente, y convencidos de que había que acabar con el Caso Dreyfus si se quería calmar la situación, en 1898 el Tribunal Supremo reabrió el caso y al año siguiente anuló la sentencia que condenó a Dreyfus, ordenando realizar un nuevo Consejo de Guerra. Contra todo pronóstico, Dreyfus fue condenado otra vez, ahora a diez años de trabajos forzados, aunque en este fallo el tribunal mencionó que existían «circunstancias atenuantes». Diez días después, agotado y con su salud quebrantada por cuatro largos años de prisión en condiciones inhumanas, Dreyfus aceptó el indulto que le concedió el Presidente Loubet. 

Esta sentencia fue anulada en 1906 por la Corte de Casación que reconoció la inocencia de Dreyfus, quien fue rehabilitado y reintegrado en el ejército con el rango de Comandante. 

Fuera de estos escándalos, la política internacional francesa estaba destinada a buscar nuevos aliados con los que romper el cerco creado por Bismarck; y un espíritu revanchista por la derrota en la guerra franco-prusiana y la pérdida de Alsacia y Lorena.

3.3. Rusia
La situación de Rusia ya la hemos tratado en las entradas que dedicamos a los Romanov, Rasputín y a las que haremos de la Revolución Rusa, por lo que a grandes pinceladas os diremos que el Zar en esos momentos era Nicolás II, primo del Rey de Inglaterra con el que le unía un gran parecido. 

Nicolas II y Jorge V de Inglaterra
Nicolas II y Jorge V de Inglaterra, primos "gemelos"


El gigante ruso tenía en esos momentos los pies de barro, la grave situación política, económica y social dejaban ver con claridad que algo grave podría suceder, y como sabemos, pasó.

3.4. Serbia
Tras la anexión de Bosnia por el Imperio Austrohúngaro en 1908 los serbios vieron definitivamente pérdida su expansión por esa zona. Rusia, descontenta con el resultado y la expansión austrohúngara, fomentó la creación de la Liga Balcánica entre Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria con el fin de destruir los últimos restos del Imperio Otomano en Europa. No obstante, los objetivos diferían, los búlgaros querían una autonomía para Macedonia, mientras que Serbia defendía la partición de la región. Finalmente, el 13 de marzo de 1912 se firmó un acuerdo serbo-búlgaro que en sus cláusulas secretas definía la partición de Macedonia.

El monarca serbio en esos momentos era Pedro I, quien había llegado al trono tras un golpe de Estado que terminó con la vida de Alejandro I.

Peter I Karadjordjevic
Pedro I de Serbia
3.5. Bulgaria
En el Reino de Bulgaria, en 1908, aprovechando la crisis provocada por la toma del poder por los Jóvenes Turcos, un partido nacionalista y reformista turco, en Estambul, el Príncipe Fernando proclamó la independencia búlgara y se declaró zar del nuevo Reino de Bulgaria y rápidamente quiso ampliar sus dominios. Sus primeros objetivos fueron Macedonia y Tracia, que en esos momentos pertenecían al decadente Imperio Otomano. En febrero de 1912 Bulgaria y Serbia firmaron un tratado secreto y en mayo se firmó otro similar con Grecia. Estos acuerdos estipulaban que Tracia y Macedonia serían divididas entre los firmantes de estos pactos, pero debido a las rivalidades que existían entre estos aliados puntuales, no se definieron correctamente las fronteras de estas divisiones.

Fernando I
Fernando I de Bulgaria

3.6. Imperio Otomano
Desde finales del siglo XIX, el Imperio Otomano se fue disgregando poco a poco, en 1878 ya habían perdido Bosnia, Tesalia, Novi Pazar, parte del norte de Montenegro, Rumelia y Dobruja. 

En el año 1911 estallaba la guerra italo-turca por el control de las provincias otomanas de Tripolitania y Cirenaica, en la actual Libia, que finalizó con la anexión de estos territorios y el archipiélago del Dodecaneso a Italia. Esta derrota otomana demostraba a toda luz su debilidad, algo que estaban esperando en la zona de los Balcanes. 

Además, en esos momentos estalló una contrarevolución conservadora en Estambul liderada por el Sultán y su guardia albanesa, pero fueron frenados por el ejército otomano de Macedonia, leal a los Jóvenes Turcos, que vencieron y tras deponer al Sultán encumbraron a Mehmed V

Mehmed V
Sultán Mehmed V, encumbrado por los Jóvenes Turcos
Había llegado la hora de atacar al debilitado Imperio Otomano, y la primera nación en declarar la guerra fue Montenegro, el 8 de octubre, y poco a poco se fueron sumando el resto de aliados de la Liga Balcánica. Enseguida quedó clara la superioridad de los aliados y en dos semanas de guerra las fuerzas otomanas habían sido reducidas al control de las fortalezas de Adrianópolis, Ioánina, Scutari, y la capital. 

El 17 de diciembre, comenzaron las conversaciones de paz en Londres, en las que se reunieron los delegados de los países en guerra y los embajadores de las potencias europeas. En estas reuniones quedaba claro la rotura de Europa en dos grupos, la Triple Entente formada por Gran Bretaña, Francia y Rusia; y la Triple Alianza de Alemania, Austria-Hungría e Italia. 

A pesar de esto se llegaron a acuerdos iniciales, pero la situación política en el Imperio Otomano cambió, los Jóvenes Turcos dieron un golpe de Estado y derrocaron al Gobierno. Esto sirvió de excusa a la Liga para continuar con la guerra. Serbia y Grecia reforzaron el control de los territorios bajo su dominio, mostrando poco interés en llegar a una paz inmediata con los otomanos. 

Esto desagradó a los búlgaros que comenzaron conversaciones con los otomanos para lograr una paz por separado, pero Rusia les advirtió que, en caso de firmarse la paz, el Gobierno ruso se negaría a arbitrar el reparto de Macedonia entre serbios y búlgaros, como deseaba el Gobierno de Sofía. 

Finalmente, y gracias a la presión ejercida por Gran Bretaña se reanudaron las conversaciones de paz en Londres, llegándose a firmar el Tratado de Londres de 1913 por el que Bulgaria se anexionaba Tracia; Albania se declaraba como estado independiente; y Turquía perdía todos sus territorios europeos salvo Constantinopla. 

Sin embargo estos acuerdos no dejaban a todos contentos, y meses después estallaba la segunda guerra de los Balcanes, una guerra que duró poco más de un mes y en el que se enfrentaron Bulgaria contra sus antiguos socios de la Liga Balcánica y el Imperio Otomano.  Esta corta guerra terminó con el tratado de paz de Bucarest del 10 de agosto de 1913, que si bien trajo el fin de las hostilidades no dejó satisfecho a nadie y aumentó la tensión en la zona balcánica. 

Según los acuerdos, Bulgaria cedía Macedonia a Serbia y a Grecia, Andrinópolis al Imperio Otomano y Drobuya a Rumanía, pero El Imperio otomano, deseaba recuperar el dominio sobre una parte mayor de los Balcanes; Bulgaria es la gran derrotada y su ideal de la Gran Bulgaria se ha ido al traste; Grecia no consigue su sueño de controlar toda la costa europea del Mar Egeo, Albania, sigue nominalmente bajo dominio turco, Serbia continúa buscando una salida al Adriático, que sólo puede conseguir sea mediante la ocupación de Albania, o Montenegro, o Bosnia-Herzegovina lo que le enfrentaría a Austria-Hungría, eso sí con el apoyo de Rusia, se convierte en el líder del paneslavismo en la zona, potenciando las actividades subversivas en Bosnia y otras zonas de Austria-Hungría ocupadas por eslavos, lo que provoca un resentimiento antiserbio en el vecino Imperio austrohúngaro; Rumania, quiere tomar zonas en las que reside población de etnia rumana, lo que le enfrentaría a Austria-Hungría, o al Imperio ruso.

3.7. Italia
Ahora llega el momento de conocer cómo era la situación de un joven país como Italia, unificada bajo el Rey Víctor Manuel II en 1861, quien falleció en 1878 y dejó el trono italiano a su hijo Humberto I

Humberto I de Italia
Humberto I de Italia, hijo del unificador de Italia, Victor Manuel II
Este nuevo Rey, como hemos visto, se unió al Imperio alemán y al Imperio austrohúngaro formando parte de la Triple Alianza, una decisión que no fue apoyada por la opinión pública italiana, debido a las antiguas rencillas con Austria por el norte de Italia, y que restó popularidad al monarca italiano. 

La popularidad del monarca no mejoró con sus decisiones altamente conservadoras en la política interna, y con la represión que llevó a cabo contra las protestas populares, como la masacre llevada a cabo contra la población de Milán que protestaba contra los impuestos y el precio del trigo. Estas medidas y su enfrentamiento radical contra los sindicatos obreros le convirtieron en objetivo de los socialistas y de los anarquistas. 

Finalmente, el 29 de julio del año 1900 en la ciudad de Monza, Gaetano Bresci, un anarquista italoamericano, asesinaba con cuatro disparos a Humberto I. De esta sangrienta manera llegaba al trono Víctor Manuel III, y durante su reinado, Italia trató de incrementar su aún incipiente Imperio colonial lo que llevó, como ya hemos visto, a la Guerra ítalo-turca de 1911.

Víctor Manuel III
Víctor Manuel III de Italia, debido a su estatura (1,53 m),se cambió la legislación castrense

3.8. II Reich Alemán
Como vimos casi al principio, Guillermo II había obligado a Bismarck a dimitir, algo que aun día se ve como un error, y había entregado en primer lugar la Cancillería a Leo Von Caprivi, con quien decidió no renovar el Tratado secreto de Reaseguro con el Imperio ruso, por el que garantizaba la neutralidad de Rusia en caso de un ataque por Francia, y posteriormente al Príncipe Chlowig Zu Hohenlohe, aunque ninguno de los dos era lo que realmente buscaba el monarca. Finalmente, con llegada del nuevo siglo, Guillermo II nombraba Canciller a Von Büllow, en quien el Kaíser creyó ver a un nuevo Bismarck. 

Von Büllow
El Canciller Von Büllow, según Guillermo II sería el "nuevo Bismarck"

Pero la carrera política de este Canciller se vio truncada en 1908 por culpa de la publicación de una entrevista al Káiser en el periódico británico “Daily Telegraph”. Guillermo II tenía la oportunidad de intentar mejorar las relaciones germano-británicas, pero llevado por el ardor nacionalista terminó haciendo proclamas antibritánicas, antirusas, antifrancesas y antijaponesas. Estas declaraciones no solo provocaron la indignación en cada uno de estos países, sino que en la propia Alemania se comenzó a hablar de la abdicación. 

La solución de Guillermo II fue forzar la dimisión de Von Büllow por no editar la transcripción de la entrevista antes de su publicación y nombrar a designó a Theobald von Bethmann-Hollweg.

3.9. Austria
El Emperador Francisco José I, quien había llegado al trono tras las Revoluciones de 1848, por las que Metternich huyó del país, y el príncipe Schwarzenberg instauró la dictadura y convenció al Emperador Fernando para que abdicara en favor de Francisco José, que de este modo fue proclamado emperador a los 18 años de edad. 

Para poner fin a la revolución en Hungría, Francisco José tuvo que buscar el apoyo de Rusia. En septiembre de 1848 la Dieta húngara no había reconocido a Francisco José como su soberano, y la respuesta del Emperador fue imponer una nueva constitución centralista y restaurar el absolutismo. La reacción húngara no se hizo esperar, y proclamaron su república. 

Ante esto, Francisco José y el Zar Nicolás I concretaron una alianza militar y se lanzaron contra Hungría, a los que vencieron y como resultado nació una Hungría dividida en cinco provincias bajo administración directa de Austria. 

La cuestión húngara no era el único problema del Emperador, la imposición de una fuerte burocracia centralista provocó la dificultad para mantener el equilibrio presupuestario, por lo que se tuvieron que subir los impuestos, algo que generó malestar entre los grupos liberales. 

Dentro de todo este caos, lo único por lo que los austriacos se sentían orgullosos era por la esposa de Francisco José, la Emperatriz Isabel, aunque es por todos conocida por el sobrenombre de Sissi, asidua colaboradora de hospitales y asilos preocupada por los pobres e indefensos. 

Emperatriz Isabel de Austria
Isabel, "Sissi", Emperatriz de Austria
Asimismo, la influencia de la Emperatriz, con ideas liberales y de reconciliación con Hungría, sobre el Emperador fueron, en parte, los que provocaron que Hungría alcanzase la igualdad política con Austria en 1867, el llamado Augsleich de febrero. Desde ese momento Austria y Hungría se convertían en dos entidades con gobiernos y parlamentos distintos unidas por una misma monarquía, compartiendo además la política exterior, la militar y la financiera.

Augsleich
Coronación de Francisco José e Isabel como Reyes de Hungría

Pero las alegrías familiares duraron poco en Palacio, el matrimonio comenzó a distanciarse, Sissi empezó a marcharse de viaje cada vez más a menudo, con la excusa de enfermedades reales o fingidas y en uno de ellos fue asesinada por un anarquista italiano, Luigi Lucheni. Sin embargo esta no era la primera muerte violenta en la familia, nueve años antes, el Archiduque Rodolfo, único hijo varón de la pareja, se había suicidado por un desengaño amoroso. 

Sin esposa y sin hijos varones, se abría un problema hereditario, la corona debía pasar a los hermanos de Francisco José, pero esto no mejoraba las cosas. Maximiliano nombrado Emperador de México por los realistas mexicanos había sido fusilado por Benito Juárez; Carlos Luis había muerto de tifus en 1896; y su hermano menor, Luis Víctor, había sido condenado al exilio por abuso sexual a un menor de edad en un baño público. 

Finalmente, la sucesión recayó en los descendientes de Carlos Luis, aunque la situación no mejoraba mucho ya que por un lado estaba Otto, un libertino e indisciplinado; Fernando Carlos, nada interesado en el poder; y Francisco Fernando, que era enfermizo y débil. La decisión de Francisco José fue la siguiente. Su heredero sería Francisco Fernando, pero al estar casado con una noble de menor rango, sus hijos nunca heredarían la corona que pasaría a los hijos de Otto.

Francisco Fernando
Francisco Fernando, heredero al trono de Austria-Hungría

4. Estallido de la Guerra


El foco de la política exterior de Austria-Hungría se trasladó a los Balcanes y a buscar el apoyo principal de Alemania, para hacer frente al paneslavismo promovido por Rusia en la zona balcánica. Bajo estos principios, y amparado en el artículo 25 del Tratado de Berlín, Francisco José tomó la determinación de anexionarse Bosnia-Herzegovina, el 6 de octubre de 1908.

Serbia, indignada, porque esto ponía fin a sus aspiraciones de crear la Gran Serbia, movilizó sus tropas. Rusia, alejada ya de Alemania y sintiéndose engañada por Austria en lo referente a sus aspiraciones de dominar el Bósforo y los Dardanelos, apoyó a Serbia. 

Los ingleses convocaron una conferencia internacional, que Austria rechazó por temor a resultar vencida. Italia, por su parte, suscribió un acuerdo secreto con Rusia para mantener el status quo en los Balcanes. Alemania mantuvo sus acuerdos con Austria, y convenció a los rusos para que diesen marcha atrás. 

La indignación por la anexión austrohúngara de Bosnia incentivó la movilización de nacionalistas serbios alrededor de organizaciones «culturales» que se oponían al gobierno austríaco. Una de tales organizaciones era la llamada Ujedinienje lli Smrt(Unión o muerte), conocida como La Mano Negra. Su misión era atentar contra personalidades y objetivos austriacos, y así conseguir la anexión de Bosnia a Serbia. Entre la lista de objetivos destacaba Francisco Fernando, quien por otro lado tenía proyectos para otorgar más derechos a los serbios del imperio, poniéndoles en pie de igualdad con austriacos y húngaros. Estas medidas proserbias podrían haber contentado a los nacionalistas moderados, pero para los violentos, ya que alejaban la posibilidad de crear una Gran Serbia independiente.

Mano Negra
Sello de la Mano Negra, Ujedinienje lli Smrt.
El Emperador Francisco José I, como muestra del poder austrohúngaro en los Balcanes, le encargó a su sobrino y heredero, el Archiduque Francisco Fernando, que asistiera a unas maniobras militares que se desarrollarían en Bosnia en junio de 1914. Tras esto, y según la planificación, el Archiduque visitaría Sarajevo con su esposa, para inaugurar las nuevas instalaciones del museo público.

Las noticas de esta visita llegaron a oídos de una organización de la que hablábamos anteriormente, La Mano Negra, que rápidamente ideó un plan para acabar con la vida del heredero y dar así un golpe de timón a la situación. Para esta acción, el Coronel Apis, cuya verdadera identidad era la del Coronel Dragutin Dimitrevich, Jefe de la Inteligencia Militar Serbia, reclutó a unos jóvenes serbo-bosnios, Gavrilo Princip, Trifun Grabež, Mehmedbašić, Čubrilović, y Nedjelko Čabrinović quienes tras preparar el atentando llegaron a Sarajevo el 3 de junio. 

Gavrilo Princip
Gavrilo Princip, autor material del asesinato que desencadenó la Primera Guerra Mundial

La mañana del 28 de junio de 1914, Francisco Fernando y su comitiva llegaron Sarajevo, donde fueron recibidos por el Gobernador Potiorek. Seis coches fueron puestos a disposición de la comitiva. El tercer coche era un Gräf & Stift descapotable, donde iban Francisco Fernando; Sofía, su esposa, el Gobernador Potiorek y el Teniente-Coronel, Von Harrach.

Cuando la comitiva imperial paso frente al primer terrorista, Mehmedbašić, situado frente al Café Mostar, éste no pudo tirar la bomba que tenía preparada para el atentado, y el terrorista que estaba junto a él, Čubrilović, tampoco pudo reaccionar, por lo que la acción seguía en pie pero pasaban al plan B.

El siguiente terrorista era Čabrinović, situado en el lado opuesto de la calle paralela al río Miljacka, por donde discurría la comitiva, preparado con otra bomba. Cuando tuvo el objetivo a tiro, Čabrinović lanzó la bomba, pero ésta rebotó en el vehículo, cayó al suelo y explotó. 

Čabrinović viendo su error, se tragó una cápsula de cianuro y se arrojó al río Miljacka. No obstante, este suicidio, al igual que su ataque, terminó en fallo, ya que el veneno estaba descompuesto y únicamente le provocó vómitos, y no se puso ahogar en el río puesto que su cauce era menor a 15 centímetros.

Tras este frustrado segundo ataque, la comitiva partió a toda velocidad hacia el Ayuntamiento, donde el Archiduque se mostró encolerizado con sus anfitriones. A las 10:45, terminó la visita institucional por lo que Francisco Fernando y Sofía subieron a su coche y se acordó que el vehículo imperial debía seguir en línea recta por los embarcaderos con el fin de evitar el centro de la ciudad y posibles ataques, pero este cambio de planes no fue comunicado al conductor, quien continuó según la idea original.

El resto del comando terrorista pensaba que a esas alturas su acción había quedado frustrada, pero uno de ellos Gavrilo Princip oculto en una tienda pudo observar el coche en el que viajaba el heredero maniobrando cerca del puente Latino, ya que el conductor giraba para tomar el camino correcto hacia el hospital de Sarajevo, pero en esos momentos, el motor del vehículo se caló. Era el momento preciso, Princip no tendría una mejor oportunidad para realizar su misión. Salió de la tienda y corriendo se acercó al coche, cuando se encontraba a menos de cinco metros de distancia sacó su arma y disparó dos veces. El primer disparo alcanzó a Francisco Fernando en la yugular; y el segundo a la archiduquesa en el abdomen.

Los disparos fueron letales, pero la pareja, aun con vida, fue trasladada a la residencia del Gobernador, poco antes de llegar Sofía fallecía, y diez minutos después lo hacía el Archiduque.

Tras el atentado, comenzó una lucha diplomática de ultimátum entre los diferentes gobiernos. El 5 de julio de 1914, Alemania indicó al Imperio Austrohúngaro que cumpliría su alianza en caso de que Austria iniciase una guerra. 

Cuatro días después, las investigaciones llevadas a cabo pos la policía austrohúngara demuestran que Serbia ha estado detrás de la acción que acabó con la vida de la pareja imperial, lo que desató las iras del Imperio que pocos días después entregó un ultimátum a Serbia en el que se pedía que la mano negra fuese disuelta; que expulsara de su ejército y administración a todos los considerados antiaustriacos; que condenase públicamente las actividades de los serbios contrarias a los Habsburgo; que persiguiese activamente a las organizaciones serbias consideradas antiaustriacas; y finalmente que admitiese que la investigación del crimen en suelo serbio quedase en manos de las autoridades austriacas. 

La reacción serbia fue pedir ayuda a Rusia, pero este país declaró que no estaba en condiciones de enfrentarse con Austria-Hungría, además el propio zar Nicolás II sugirió a Serbia que aceptase algunos términos del ultimátum mientras la diplomacia rusa y francesa lucharían para que la corte de Viena cambiara de opinión. Ante esto, las autoridades Serbias admitieron que se verían obligados a atender el ultimátum austriaco casi en su totalidad, rechazando sólo las cláusulas donde se imponía policías austrohúngaros para investigar en Serbia el asesinato. 

Mientras, la noticia del ultimátum austriaco causó gran impresión en Francia, aunque debido a que el Presidente Poincaré no se encontraba en París era inviable una respuesta oficial. En Gran Bretaña las cosas fueron distintas, el ministro de Asuntos Exteriores, solicitó a Rusia ejercer su influencia sobre Serbia para aceptar los términos menos humillantes del ultimátum pero también requirió a su homólogo alemán, que el II Reich contuviese a Austria-Hungría y usase su influencia para evitar la guerra. 

El 23 de julio, el Káiser Guillermo II volvía de sus vacaciones en los fiordos noruegos y se sorprendió al conocer el desarrollo de los acontecimientos y del manejo de la crisis que había realizado su gobierno. Al darse cuenta de que Rusia no pensaba abandonar a Serbia, intentó salvar la paz hasta el último momento incluso proponiendo la mediación de las grandes potencias en un «congreso internacional» para la crisis de los Balcanes y comunicándose por telégrafo con el zar Nicolás II. Sin embargo, las iniciativas moderadoras de Guillermo II fueron obstaculizadas por su Canciller, convencido por los sectores a favor de la guerra. 

Al día siguiente, el Premier británico Asquith propuso una conferencia de Paz, ya que veía que Austria-Hungría comenzaba una guerra, al menos redujera ésta a una simple ocupación transitoria de Belgrado y no implicase una destrucción del reino de Serbia, existía un grave riesgo de hacer entrar a Rusia en un conflicto a gran escala. Esta idea fue apoyada por Rusia, pero el gobierno alemán rechazaba la propuesta británica e insistía que se dejase a serbios y austrohúngaros «resolver solos sus problemas bilaterales». 

A la tarde del 25 de julio Serbia respondió al ultimátum austrohúngaro y aceptó todas las exigencias, excepto la de llamar policías austriacos para investigaciones criminales en suelo serbio. Esto no contentó a Austria, que espoleada por Alemania, decretó el 27 de julio la movilización militar de su ejército. Esa misma mañana, el embajador británico advirtió al embajador alemán que «si Austria-Hungría prosigue su ataque a Serbia y el Imperio alemán continúa apoyando a Austria-Hungría, Gran Bretaña cumplirá sus pactos y promesas con otras potencias», lo cual era una amenaza de guerra. 

Esta amenaza provocó que el embajador alemán informase a Berlín, donde vieron que era necesario aceptar alguna mediación británica para no ser los culpables aparentes de una guerra, pero lo que buscaban realmente era asegurarse la neutralidad británica. Mientras, Guillermo II empezaba a dudar de iniciar una guerra tras conocer de la propuesta británica y recibir un nuevo mensaje del zar Nicolás II pidiéndole «detener a Austria-Hungría» para evitar que Rusia apoye a Serbia, lo que motivó al káiser adherirse a la propuesta de británica de «detenerse en Belgrado» e intentar enviarla a Viena. 

Pero el Canciller alemán y el Estado Mayor alemán eran contrarios a la idea de su Emperador, por lo que mientras la cancillería ordenaba a los diplomáticos alemanes seguir presionando por una guerra y mantener su apoyo sin condiciones a Austria-Hungría, demoraron el envío del mensaje de Guillermo II a Viena. 

Finalmente, el 28 de julio, Austria-Hungría declaraba la guerra al Reino de Serbia. Gran Bretaña insistía aún en una conferencia de paz; Nicolás II enviaba un nuevo mensaje urgente a Guillermo II para «detener a su aliado austrohúngaro antes que sea demasiado tarde», pero ante la falta de respuesta, el gobierno ruso dispuso una «movilización parcial» de tropas en las regiones vecinas a la frontera austrohúngara. 

Al día siguiente, el embajador alemán informaba al británico de que Alemania iría de todos modos a la guerra contra Rusia para honrar su alianza con Austria-Hungría, amenazando con atacar a Francia si ello era necesario. Gran Bretaña informó que si Alemania entraba en guerra contra Francia, intervendrían en apoyo de los franceses. 

El 30 de julio Nicolás II ordenó la movilización total de las fuerzas armadas rusas, al día siguiente el Reich remitió un ultimátum a Rusia exigiendo que detuviese en el plazo de 24 horas su movilización militar contra Austria-Hungría o Alemania le declararía la guerra. 

Al día siguiente, el embajador alemán en París entregó un ultimátum al gobierno de Francia pidiendo que ésta actuase para detener la movilización militar de Rusia, o de lo contrario Alemania declararía la guerra a Francia. Tal como esperaban los alemanes, al mediodía del sábado 1 de agosto no hubo respuesta rusa al ultimátum y por tanto Alemania anunció la movilización general del ejército y se declaró la guerra a Rusia. 

Gran Bretaña ofreció a Alemania interceder para obtener la neutralidad francesa, pero la Cancillería alemana emitió otro ultimátum a Francia, esta vez reclamando a los franceses que abandonen su alianza con Rusia en el plazo de 24 horas. Ante tal petición, y previendo un firme rechazó francés, Gran Bretaña aseguró a Francia su ayuda ante un ataque alemán; el Gobierno francés ordenó la movilización francesa. En la noche del 1 de agosto, tropas alemanas invadían Luxemburgo sin resistencia, y al día siguiente terminaban de ocupar el pequeño país. 

Al día siguiente, la Cancillería alemana pedía a Bélgica permitir el tránsito de fuerzas alemanas en dirección a Francia, petición que fue denegada. Mientras tanto, el ultimátum alemán del día anterior no había obtenido respuesta alguna del gobierno francés, y Alemania declaró la guerra a Francia el 3 de agosto, mientras en la mañana del día martes 4, Alemania declaraba la guerra a Bélgica y la invadía. 

Las noticias de esta acción llegaron a Londres, y se emitió un ultimátum requiriendo que Alemania respetase la neutralidad belga y pusiera fin a su invasión dando plazo hasta la medianoche, el embajador alemán en Londres rechazó la petición pero la trasmitió a Berlín. La respuesta alemana nunca llegó y a las 23 horas del mismo 4 de agosto, el Parlamento de Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania. 

La guerra se había globalizado y la Paz Armada había desaparecido.



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