Ruta por la Historia: noviembre 2015

Ruta Por La Historia

Ruta Por La Historia

sábado, 21 de noviembre de 2015

Hermann Göring

El 15 de octubre de 1946, horas antes de que fuera conducido a la horca para pagar sus crímenes contra Humanidad y de Guerra, el que en otro momento había sido el lugarteniente de Adolf Hitler, Hermann Göring ponía fin a su vida ingiriendo una cápsula de cianuro.

Hermann Göring cadaver
Cadáver de Hermann Göring en su celda de Nuremberg 
Para el pueblo alemán Göring era la cara amable del nazismo, por ello, y a pesar de graves errores en las decisiones que tomó, el pueblo alemán le amaba. Según afirman "El resto de dirigentes nazis eran como dioses, Göring era humano y como tal se mostraba, con  defectos tales como su extravagancia y su histrionismo". 

Hermann Göering nació el 12 de enero de 1893 en Rosenheim (Baviera) en el seno de una curiosa familia, y decimos curiosa ya que sus padres formaban un triangulo amoroso con Hermann Epenstein, un médico judío que se afirma que fue el padre biológico del hermano mayor de Hermann, Albert Göring. El matrimonio Göring y sus hijos se fueron a vivir al Castillo de Veldenstein, que era propiedad de Epenstein.

Durante la infancia de Hermann en este castillo se fue forjando su personalidad, y uno de sus rasgos principales, su extravagancia y amor por los disfraces, ya que se vestía de husar, mientras dirigía tropas de soldados de plomo. De él su madre afirmó que "o bien se convertía en un gran hombre, o el criminal más grande de todos los tiempos", y todo parecía indicar que la segunda opción que su madre proponía era la real, pero todo cambió cuando el joven Hermann entró en la Academia Militar, donde destacó entre sus compañeros. 

Göring joven
El joven cadete Hermann Göring
A estallar la I Guerra Mundial, Hermann fue movilizado, pero su ímpetu inicial fue disminuyendo a la misma velocidad que el avance alemán perdía fuerza, y cuando era Teniente y contaba con 21 años pidió ingresar en la academia de pilotos de Friburgo, y tras su formación pasó a formar parte de los aviadores prusianos, la unidad de élite del ejército del Kaisser. Debido a su manejo y a su arrojo pasó a formar parte del famoso "Circo Volador" de Manfred Von Richthofen, el Barón Rojo.

Circo volador
Idealización del Circo Volador del Barón Rojo
A la muerte de Von Richthofen, el 21 de abril de 1918, Hermann Göring le sustituyó al frente de la célebre escuadra, y aunque le fue concedida la Cruz Pour le Merite, nunca consiguió el respeto de los pilotos que tenía a su mando.

 Pour le Merite
Cruz Pour le Merite
Pero la I Guerra Mundial terminó con la derrota alemana, y Hermann Göring como miles de soldados alemanes se vieron sin empleo y sin futuro en una nación que era aplastada por las clausulas que se habían firmado en el Tratado de París. Nuestro invitado tuvo que ganarse la vida como piloto de de exhibiciones aéreas, vendedor de paracaídas, repartidor de correo aéreo y finalmente de aerotaxi en Suecia. En este país, en Rockelstad, fue donde conoció a dos personas que cambiaron su vida para siempre, el aventurero Erick Von Rossen, que le abrió los ojos a la mitología escandinava y los cultos germanos; y Karin Von Kantzow, el amor de su vida.

Karin Von Kantzow
Karin Von Kantzow
Junto a ella, y gracias a su posición aristocrática, pudo volver a Múnich donde se comenzó a codear con la alta sociedad bávara, y en uno de estos encuentros conoció a la persona a la que decidió dedicar su vida, Adolf Hitler.

Hitler y Göring
Adolf Hitler y Hermann Göring
Si quieres saber como este antiguo héroe de guerra se terminó convirtiendo en uno de los hombres más poderosos de Europa, y a pesar de ser uno de los dirigentes de la llamada Solución Final, ser conocido como el "nazi amable" o como pudo acceder al veneno con el que se suicidó, escucha nuestro programa de esta semana.

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sábado, 7 de noviembre de 2015

Asesinos en serie. Vol.1


En la entrada de esta semana vamos a viajar al lado oscuro de la mente humana para encontrarnos con esas personas que, lejos de sentir cualquier empatía con el ser humano, vivieron en una espiral de asesinatos y sangre de tal modo que han pasado a la Historia, y que nosotros rescatamos en nuestro especial “Asesinos en serie”.


Si hablamos de asesinos en serie, posiblemente nuestro primer “invitado” sea el nombre que más rápido nos venga a la mente, ya que sobre su figura se han escrito gran cantidad de libros y se han rodado películas y series, y no es otro que, Jack el destripador.

Jack "el destripador"
Jack "el destripador", el asesino de WhiteChapel
El asesino del distrito londinense de WhiteChapel acabó con la vida de al menos cinco mujeres, aunque se afirma que bajo su mano fallecieron muchas más mujeres, ya que las acciones se perpetraron únicamente contra las mujeres. La primera víctima, reconocida como tal, fue Mary Ann Nichols, de 42 años, separada, madre de 4 hijos, y que ejercía la prostitución en WhiteChapel.

Mary Anne Nichols
Fotografía del cadáver de Mary Anne Nichols 
Mary Ann fue vista por última vez en la esquina de la calle Osborn y Whitechapel Road a las 02:30 de la madrugada del 31 de agosto de 1888, una hora antes de su muerte, por otra prostituta, y una hora y cuarto después, su cadáver fue encontrado con dos cortes en la garganta, el abdomen había sido desgarrado con un cuchillo y presentaba varios cortes por el resto del cuerpo. Inicialmente, y debido a los antecedentes de la víctima, las autoridades policiales llegaron a la conclusión de que la muerte había sido fruto de una pelea entre Mary Ann y un cliente, o a un posible ajuste de cuentas entre prostituta y proxeneta.

El sábado 8 de septiembre la muerte volvía a hacer aparición en Whitechapel, esta vez la víctima era Annie Chapman, prostituta de 48 años y madre de tres niños. Su cuerpo sin vida fue descubierto frente al patio trasero del número 29 de la calle Hanbury. La última vez que fue vista con vida fue poco después de las 2 de la mañana cuando una vecina la vio dialogando a la entrada del número 29 de la calle Hanbury con un hombre que fue descrito como hombre de cabello oscuro y de aspecto andrajoso aunque gentil, lo que hacía ver que “había pasado por tiempos mejores”.

Annie Chapman
Fotografía del cadáver de Annie Chapman
Con los primeros rayos de sol su cadáver fue hallado por el estibador John Davies, el cuerpo presentaba cortes en la garganta, uno de ellos tan profundo que casi había separado la cabeza del cuerpo, y había sido eviscerado. La policía ahora tenía un sospechoso, ¿Quién era ese hombre que había estado con ella antes?

Casi mes después, 30 de septiembre, dos mujeres fallecían asesinadas, Elizabeth Stride y Catherine Eddowes. Elizabeth tenía 44 años y era apodada "Long Liz" y esta vez su asesinato si fue observado por alguien, Israel Schwartz, quien dijo haber visto a un hombre, de unos treinta años y con gorra negra, que abordaba a una mujer, la arrojaba al suelo y la introducía en un callejón a la fuerza. Según afirmó, “La mujer dio tres gritos, pero no muy fuerte”. Asimismo, también narró que, casi al mismo tiempo, un segundo hombre, que aparentaba treinta y cinco años, medía un metro ochenta y vestía con decoro salió de una cervecería, y se detuvo silenciosamente mientras encendía una pipa. El atacante se percató de la presencia del testigo y al ver apariencia de extranjero y, para ahuyentarlo, le gritó “¡Lipski!” (un insulto antisemita al hacer referencia al apellido de un judío acusado de asesinato). Tanto Israel como el hombre bien vestido se alejaron, y así se selló la suerte Elizabeth, cuyo cadáver, con la garganta seccionada, fue hallado minutos más tarde.

Elizabeth Stride
Tercera víctima de Jack, Elizabeth Stride
La segunda víctima de ese día fue Catherine Eddowes, conocida como "Kate Conway"; "Kate Kelly"; y "Mary Ann Kelly". Según investigación policial, a las 8.30 pm del sábado 29 de septiembre, fue encontrada en la carretera en estado de embriaguez y puesta bajo custodia en la comisaría de policía de Bishopsgate dando como nombre Mary Ann Kelly hasta la 1 a.m. de la mañana, cuando fue puesta en libertad aunque seguía borracha.

Media hora después, fue vista por última vez con vida por tres testigos hablando con un hombre a la entrada de la Iglesia del Cristo. Diez minutos más tarde su cuerpo horriblemente mutilado, con la garganta cortada, presentando un corte largo y profundo en el abdomen, y con la falta de útero y riñón izquierdo, fue encontrado en la esquina sur de la Plaza Mitre por el agente de la policía placa 881.

Catherine Eddowes
Restos de Catherine Eddowes, cuarta víctima.
Cuatro mujeres habían sido asesinadas en un plazo de un mes, por lo que el pánico se adueñó de las calles de Whitechapel, las prostitutas comenzaron a dejar de salir a las calles y las tabernas se fueron vaciando poco a poco. Pero el miedo tal como viene se va, y la sórdida vida nocturna volvió a las calles en poco tiempo, y con ello las presas para Jack.

London Daily Post
Portada del London Daily Post hablando del doble ataque de Jack
Así, el 9 de noviembre de 1888, caía la última víctima oficial de Jack, Mary Jane Kelly conocida como "Marie Jeanette Kelly"; "Fair Emma"; "Ginger"; y "Black Mary". A pesar del miedo que aún había Mary Jane comenzó a subir clientes a su habitación, ya que adeudaba la renta y veía recaer sobre sí la sombra del desahucio. A pesar de los ingresos que tenía gracias a la prostitución, éstos no eran suficientes para hacer frente a sus deudas, y el día de su asesinato, el dueño del edificio donde vivía repasó sus cuentas, y comprobó que Mary Jane le debía 1 libra y 5 chelines, por lo que mandó a un cobrador, quien nunca olvidaría ese día.

A las 10:45 llamó a la puerta, pero como no hubo respuesta, se dirigió a una ventana lateral, que tenía una rotura que permitía introducir la mano para descorrer la cortina. Apartó la sucia tela y miró, lo que vio le hizo proferir un grito de terror, uno de los más espantosos y depravados asesinatos que consignan los anales de la criminología. Sobre la cama, bañada en sangre reposaban maltrechos despojos de Mary Jane. Únicamente llevaba puesto un camisón, su estómago abierto en canal y le habían seccionado su nariz, sus senos, y sus orejas. Trozos de muslo y fragmentos de piel de su cara estaban caídos junto a su cuerpo descarnado. Los riñones, el hígado, y otros órganos, se esparcían en torno al cadáver y encima de la mesilla de noche.

Mary Jane Kelly
Espeluznante resultado del ataque de Jack sobre Mary Jane Kelly
El último testigo que había visto a Mary fue un obrero amigo suyo, quien describió al acompañante como un sujeto de aspecto respetable, muy elegantemente vestido y “con pinta de extranjero, tal vez un judío”. A finales de octubre, Robert Anderson director del Departamento de Investigación Criminal pidió al médico de la policía, Thomas Bond, su opinión sobre las habilidades y conocimientos quirúrgicos del asesino, siendo este informe el primer perfil criminal de la historia que se conserva. Algunas de las conclusiones fueron:

1. Los cinco asesinatos fueron cometidos por la misma mano.
2. Las mujeres fueron asesinadas cuando se encontraban recostadas y, en todos los casos, la garganta fue cortada en primer lugar.
3. El asesino es muy probable que sea de aspecto inofensivo. Un hombre de mediana edad, bien arreglado y de aire respetable. Puede tener el hábito de llevar capa o abrigo porque si no, la sangre de sus manos y ropas hubiera llamado la atención a los viandantes.
4. Me opongo totalmente a la idea de que el asesino posea cualquier tipo de conocimiento científico o anatómico, o incluso «los conocimientos técnicos de un carnicero o matarife».
5. El asesino debe tener hábitos de un hombre solitario, sujeto a «ataques periódicos de manía homicida o erótica» y el carácter de las mutilaciones es un probable indicador de «hipersexualidad».
6. El impulso homicida podía haberse desarrollado a partir de un sentimiento de venganza o de una condición mental melancólica, o la manía religiosa pudo haber sido la enfermedad original.

Thomas Bond
Doctor Thomas Bond, padre del primer perfil criminal
Tras esto, los asesinatos de Jack finalizaron, pero eso no evitó que las investigaciones policiales continuasen, y los primeros sospechosos fueron: Montague John Druitt, un profesor que se suicidó casualmente cuando finalizaron los asesinatos de Jack; Michael Ostrog, un estafador de poca monta; y Aaron Kosminski, un peluquero polaco, pero no se encontraron pruebas reales contra ellos. Por ello siguieron nuevas líneas de investigación, y verificaron que los asesinatos habían ocurrido en fines de semana y el área de actuación era siempre la misma, lo que hizo pensar a la policía que el Destripador era un empleado que trabajaba durante la semana y vivía en la misma zona en la que asesinaba. No obstante, otras autores afirmaban que se trataba de un hombre de clase alta y educado, posiblemente un doctor experiencia quirúrgica y anatómica.

Y es en este momento cuando comienzan a surgir diferentes teorías sobre la pregunta principal ¿Quién era Jack realmente? En 1976 Stephen Knight, en su obra Jack the Ripper: The Final Solution, propuso una elaborada teoría de conspiración masónica donde interviene la clase alta y un médico; una teoría que fue creciendo hasta que de ella nació otra que implicaba a la familia real británica, la francmasonería y al pintor Walter Sickert, en la que se afirmaba que las víctimas habían sido asesinadas para encubrir un matrimonio secreto entre el heredero al trono, el príncipe Alberto Víctor y Annie Elizabeth Crook, una muchacha católica de clase obrera.

Años más tarde Trevor Marriott, un detective británico retirado, llegó a la conclusión que no todos los asesinatos fueron cometidos por el mismo individuo; y que uno de estos asesinos había sido un marinero alemán llamado Carl Frigenbaum. Pero parece que la ciencia tiene la respuesta final, ya que en 2014, el escritor Russel Edwards compró un chaleco que pertenecía a una de las víctimas de Jack el Destripador, Catherine Eddowes, y contactó con un experto genetista, que consiguió extraer de la prenda el ADN de dos personas distintas. Evidentemente todos los sospechosos están actualmente muertos, por lo que el científico consiguió dar con alguno de sus descendientes y realizar las comparaciones pertinentes.

Tras el análisis genético se confirmaba que Aaron Kosminski había sido el famoso Jack el Destripador. Pero ¿qué había pasado con este hombre? En 1891 había sido ingresado en un psiquiátrico ya que era esquizofrénico paranoico con alucinaciones auditivas y propenso a masturbarse, donde murió años después. 

Aaron Kosminski
Retrato robot de Aaron Kosminski, el ADN dice que el fue Jack.
Tras hablar de Jack, damos un salto en el espacio tiempo y aterrizamos en la España de la primera mitad del siglo XX para encontrarnos con nuestro siguiente invitado, José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris, más conocido como “Jarabo”.

Jarabo
José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo
Nacido en el seno de una familia adinerada de la capital española que tras la Guerra Civil se trasladó
primero a Estados Unidos y posteriormente a Puerto Rico, donde nuestro invitado se casó con Luz Marta Álvarez. No obstante, este matrimonio duró menos tiempo del esperado, ya que Jarabo fue infiel a su esposa desde el primer día. En 1950, y mientras el resto de su familia continua viviendo en Puerto Rico, el decide regresar a España e instalarse en chalet familiar situado en la calle Arturo Soria de Madrid.

Acostumbrado a la vida de lujo que tenía gracias a la protección económica de sus padres, Jarabo vive “a todo tren”, siendo asiduo de la noche madrileña y llegando a gastar más de 15 millones de pesetas de los años 50, toda una fortuna, en un solo año. José María se encuentra entre la espada y la pared, si comunica a sus padres que está en la quiebra, éstos volverán a Madrid y se acabará su buena vida, pero necesita dinero. La idea es sencilla, se dedicará a estafar y "sablear"; fingiendo diversas identidades; empeña propiedades y diversas alhajas, e hipoteca el lujoso chalet familiar.

Jarabo
Jarabo con dos mujeres, era todo un imán para las mujeres
Era un hombre viril, elegante, educado, con gran capacidad de seducción, simpatía natural y afán de dominación, todas estas armas le concedían gran capacidad para conseguir lo que quisiera de las mujeres, y desde 1956 mantenía relaciones con Beryl Martin Jones, una mujer inglesa casada que daba a Jarabo todo lo que pedía. No obstante, en 1958 todo cambió, nuestro invitado, que en esos momentos contaba con 35 años, vivía inmerso en una espiral de drogas y alcohol, lo que hacía cada vez más acuciante su necesidad de dinero.

Un día, Jarabo pidió a Beryl Martin Jones que le prestase una sortija, regalo de su esposo, para que pudiese empeñarla en la casa de empeños JUSFER, de Emilio Fernández y Félix López Robledo, situada en el 19 de la calle Alcalde Sainz de Baranda. Gracias a esta operación Jarabo consiguió 4.000 pesetas (muy por debajo de su precio real, que rondaba las 50.000 pesetas).

Jusfer
Entrada a la casa de empeños Jusfer
Poco después, en el verano de ese año 1958, Beryl Martin Jones le pidió que recuperase la joya, ya que su marido podría sospechar. Jarabo no tenía dinero para desempeñar, pero algo tenía que hacer, con una carta de Beryl Martin Jones en la que se autorizaba la operación y que demostraba la relación que ambos mantenían, consiguió que los prestamistas guardasen la joya y no la pusiesen a la venta a pesar de haber pasado el plazo de tiempo estipulado, pero éstos se quedaron con la carta como prenda, exigiendo ahora otras 6.000 pesetas para devolvérsela.

Carta Jarabo
Carta de Beryl que desencadenó todo
El 19 de julio de 1958, poco después de las nueve de la noche, Jarabo se dirigió al domicilio de Emilio Fernández, situado en la calle Lope de Rueda, 57, consiguiendo colarse en el portal sin ser visto. Sabe que nadie le debe relacionar con lo que va a hacer, asi que con el fin de ocultar sus huellas dactilares abre con los codos la puerta del ascensor y pulsa tanto el botón del ascensor como el timbre con una uña.

Primera victima Jarabo

A su llamada responde, la criada Paulina Ramos Serrano, de 26 años, Jarabo pregunta por el señor, y ella le lleva al salón de la vivienda, donde queda a la espera. Al poco tiempo nuestro invitado se dirige a la cocina, donde se encuentra Paulina. Sin hacer ruido, la sujeta por detrás, apretándole fuertemente nariz y boca, mientras que con la otra mano le clava un cuchillo de cocina en pleno corazón. Tras esto, traslada el cuerpo hasta la habitación del servicio, donde la arroja sobre la cama.

Minutos llega Emilio Fernandez, y aunque extrañado por no ver a Paulina, se dirige al baño, allí Jarabo le sorprende por detrás y bajando la chaqueta desde los hombros, una técnica aprendida de la mafia de Estados Unidos, le inmoviliza, saca una pistola de fabricación belga de 7.6 mm que tenía en la cintura y le dispara un tiro en la nuca. Emilio, muerto en el instante, cae inerte entre taza del wc y el bidet. Jarabo registra la chaqueta de su víctima, buscando la carta, pero no la encuentra. Quizá esté escondida en la casa, por lo que comienza un registro por la misma, y cuando no encuentra nada se sienta en el salón y del minibar se sirve una copa.

Emilio Fernández
Emilio Fernández, segunda víctima de Jarabo
Amparo Alonso, esposa del prestamista y embarazada de varios meses, llega a casa y se encuentra a Jarabo sentado en su salón, que se hace pasar por inspector de Hacienda. Jarabo afirma que es inspector de Hacienda, y que Emilio Fernandez ha marchado con unos compañeros suyos para investigar un caso de divisas. Amparo sospecha, pero la gran capacidad de seducción y simpatía natural de Jarabo la van convenciendo. Pero hay un fallo en la historia de Jarabo, y más que su historia en su ropa, unas pequeñas manchas de sangre le delatan, y Amparo las ha visto. Ella huye por la casa, con la intención de encerrarse en su habitación, pero nuestro invitado la atrapa, tirándola contra el suelo, envolviéndola con el edredón de la cama y, con la misma pistola que había matado a su esposo, le descerraja un tiro en la nuca.

Amparo Alonso
Cadáver de Amparo Alonso
Jarabo vuelve a registrar la habitación, y para evitar una situación similar, se cambia con una camisa de Emilio Fernandez, pero no puede salir, el portal está cerrado a esas horas y únicamente puede abrirle el sereno, por lo que se queda en la casa cambiando la escena del crimen para despistar a la policía. Saca copas y botellas del mueble bar, mancha vasos con carmín, rasga la ropa interior de la criada, todo ello con la intención de que parezca un crimen sexual.

Al día siguiente, domingo, espera a que abran portal y se encamina a una sesión continua del Cine Carretas. A la tarde continúa con su rutina de bares y licorerías hasta la madrugada del lunes 21, a sabiendas de que tiene que encontrar la carta, que si no estaba en la casa de Emilio Fernández, quizá estuviese en la casa de empeños, por lo que había robado las llaves de la misma.

Al salir de la última licorería, y con las primeras luces del día, Jarabo se encaminó a la casa de empeños, y usando las llaves se oculta en su interior. Minutos después, Felix López Robledo entra en la tienda y de golpe se ve asaltado por nuestro invitado que repite la inmovilización consistente en bajar la chaqueta desde los hombros y la ejecución mediante disparo en la nuca. Tras esto busca el anillo y la carta, pero no da con ellos. Eso sí, se ha empapado de sangre de la víctima, por lo que aprovechando un traje que allí había, se cambia de ropa.

Félix López
Cadáver de Félix López en Jusfer
A continuación, Jarabo lleva el traje ensangrentado a una tintorería, Julcán, en el número 49 de la calle Orense, donde afirma que el traje se ha llenado de sangre de una pelea con soldados americanos de la base de Torrejón, y tras dejarlo para su limpieza se marcha al mítico Bar “Chicote” de Gran Vía donde conoce a dos mujeres con las que pasa la noche.

A estas alturas, la policía ha encontrado los cuerpos de las víctimas y está estudiando los libros de registro y citas de la tienda, y entre los nombres está José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris. Casi a la vez, los dueños de la tintorería, alarmados por la cantidad de sangre que presentaba el traje que Jarabo les había dejado y a lo extraño de su historia, deciden contactar con la policía, que prepara un operativo para su detención.

El martes 22 de julio, cuando Jarabo iba a entrar en la tintotería, un par de agentes de la policía le detuvo y fue llevado a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, donde tras pedir comida y bebida de un lujoso restaurante de la zona para todos los presentes y una dosis de morfina, a la que es adicto, relata todo lo acontecido, afirmando que únicamente se arrepentía de la muerte de las mujeres, inocentes del chantaje que los prestamistas le habían hecho.

El juicio contra Jarabo se convirtió en todo un espectáculo social, asistiendo gran cantidad de famosos en las vistas previas. Finalmente, el juez le condenó a cuatro penas de muerte, ratificadas por Franco el 4 de julio de 1959. La noche antes de la ejecución la pasó fumando y bebiendo whisky. Debido a su fortaleza física Jarabo tardó unos veinticinco minutos en morir en el garrote vil.

Garrote vil
Garrote vil
Abandonamos tierras españolas y cruzamos el charco para llagar a Milwaukee, en el estado de Wisconsin, Estados Unidos, para encontrarnos con Jeffrey Dahmer, el “Carnicero de Milwaukee”, Jeffrey Dahmer nacido el 21 de mayo de 1960.

Jeffrey Dahmer
Fotografía policial de Jeffrey Dahmer
Desde su infancia Jeffrey tuvo un comportamiento extraño, le gustaba ver morir a los animales para luego abrirlos y ver cómo eran por dentro, todo esto acompañado de una conducta cada vez más introvertida. En la pubertad descubrió que era homosexual, una condición tabú en su ciudad y que le hacía sentirse más solo, ya que no conocía a nadie gay, pero además su sexualidad estaba marcada por una perversión, en sus fantasías, sus amantes estaban inmóviles, inconscientes… muertos.

Pero como era incapaz de conseguir este “control total”, ideó un plan en el que captaría a un hombre, se lo llevaría a casa, lo drogaría para que perdiese el conocimiento, y tras asesinarle tendría relaciones sexuales y, en ocasiones, comerse partes de su cuerpo o guardar trofeos con los que excitarse posteriormente. Y llegó el momento de ponerlo en práctica, y en julio de 1978, mientras conducía se encontró con Steven Hicks que hacía autostop, en el viaje fueron entablando amistad y finalmente Jeffrey le convenció para que fuese a su casa. Allí compartieron porros y alcohol, pero Steven no tenía intención de mantener relaciones sexuales, por lo que cuando hizo además de marcharse, Dahmer lo mató con una barra de hacer pesas. Posteriormente, desmembró el cuerpo y puso las partes en bolsas que introdujo en su coche con la intención de arrojarlas en un barranco.

Steven Hicks
Steven Hicks, primera victima de Dahmer
Mientras conducía hacia el lugar donde iba a tirar los restos, fue detenido por la policía debido a que conducía invadiendo el carril contrario, le hicieron las pruebas de alcoholemia que resultaron negativas, le multaron por conducir fuera de su carril y al ver las bolsas le preguntaron que eran, y Dahmer contestó que era basura. Los agentes le creyeron y le dejaron seguir conduciendo, pero cambió de plan, se volvió a dirigir a su casa donde llevó todos los restos, menos la cabeza, al sótano. Con la cabeza se dirigió al cuarto de baño, y tras lavarla, se masturbó con ella.

No tardó en invadirle un sentimiento de culpabilidad, por lo que dejó el alcohol, se hizo asiduo de la iglesia y se autoimpuso el celibato. Esta situación duró durante diez años, pero volvió a beber y a frecuentar lugares de ambiente gay. En uno de estos locales conoció a Steven Toumi, y juntos bebieron gran cantidad de alcohol y marcharon a una habitación de hotel. Sobre como ocurrió la muerte de Toumi, Dahmer nunca pudo dar explicaciones, únicamente recordó en el juicio que cuando se despertó, su acompañante ya estaba muerto. Tras este descubrimiento, metió el cuerpo en una maleta y lo llevó al sótano de su casa. Allí, tras mantener relaciones sexuales con el cadáver, lo desmembró, conservando la cabeza como trofeo, y tirando el resto del cuerpo a un basurero.

Steven Toumi
Steven Toumi, segunda victima de Dahmer
De esta manera, Dahmer asesinó a doce personas más hasta julio de 1991, cuando llevó su locura a un paso más, intentó fabricarse un amante “zombi”. El primer intento lo realizó con Konerak Sinthasomphone, a quien drogó y le realizó unas trepanaciones en el cráneo para inyectarle ácido en el cerebro. No obstante, la víctima consiguió escapar, desnudo por las calles fue detenido por la policía, pero el muchacho no podía hablar debido al ácido inyectado, Dahmer consiguió llegar hasta él y la policía, a quienes les dijo que era su amante y que estaba alcoholizado. Los policías creyeron su historia y los acompañaron hasta la casa de Dahmer, de donde salieron debido al hedor que había.

Dos meses después, en julio de 1991, Tracy Edwards, otra víctima de este proceso de zombificación consiguió escapar. La policía lo encontró, y esta vez, sí, decidieron investigar. Al entrar en la casa de Dahmer encontraron fotografías de cadáveres, posteriormente restos humanos, paredes llenas de rastros de sangre y una cabeza en el congelador. Por lo que rápidamente se procedió a la detención de Jeffrey Dahmer.

victimas de Jeffrey Dahmer
Algunas victimas de Jeffrey Dahmer
Nuestro último invitado nació en noviembre de 1809 en la provincia de Orense, y es conocido como el Hombre Lobo de Allariz, pero su nombre real fue Manuel Blanco Romasanta, aunque en su Partida de nacimiento, aparece como “Manuela, ya que sufría de pseudohermafroditismo femenino. Que según los expertos “naciendo mujer, segrega una cantidad tan grande de hormonas masculinas que sufra un periodo de masculinización en el que desarrolle características de hombre. Así se explican su barba y otras cosas, y se cree que, debido a esa condición, su clítoris - micropene. El pseudohermafroditismo femenino genera episodios de fuerte agresividad, y ello ha motivado la especulación de que su trastorno sexual pudo haber participado en el origen de su conducta criminal”.
Romasanta
Manuel Blanco Romasanta
A pesar de todo ello su aspecto normal, era rubio y de facciones suaves, aunque solo medía 1,37; y era considerado inteligente y culto, pues sabía leer y escribir, algo no muy normal en España a comienzos del Siglo XIX. De su infancia poco más se sabe, y no es hasta 1831 cuando se tiene constancia de su matrimonio con Francisca Gómez Vázquez. No obstante, ella fallece poco tiempo después, el 23 de marzo de 1834.

La muerte de su esposa provoca un giro total en la vida de Romasanta, abandona su oficio de costurero y comienza a vivir como vendedor ambulante de ollas, sartenes, cazos, trapos, es decir como quincallero o buhonero. Esta nueva vida le trae más problemas, ya que debido a su “peculiar pasado”, su aspecto, y profesión comenzaron a surgir oscuros rumores sobre su implicación en el asesinato de otro vendedor ambulante llamado Manuel Ferreiro. No obstante, estos rumores tomaron más fuerza cuando se le acusó de asesinar, en 1843, a un alguacil de León encargado de hacerle pagar una deuda de 600 reales que tenía con un comerciante leonés. Este alguacil apareció muerto, y su mujer afirmó que su marido estaba con Romasanta, por lo que éste era el principal sospechoso.

No había pruebas, pero su mala fama provocó que el 10 de octubre de 1844, el Juzgado de Primera Instancia de Ponferrada le condenase a diez años de presidio. Ante la condena impuesta, y posteriormente confirmada por la Audiencia de Valladolid, Romasanta escapa y se oculta en Galicia, dentro de la parroquia de Rebordechao. Oculto en esta localidad, trabaja de jornalero en la casa de Andrés Blanco y, de vez en cuando, iba a Portugal para traer mercancía de contrabando con el fin de venderla en fiestas y mercados. Asimismo entabla amistad con Manuela García Blanco, una mujer diez años mayor, una amistad que termina en amor, y tanto ella como su hija Petra, fruto de un matrimonio anterior, acompañan a Romasanta en sus ventas por parroquias vecinas. El negocio parece prosperar, y en febrero de 1846, Manuela decide poner en venta una casita que tenía en Rebordechao, y así poder comprar más mercancías. Un mes después, la casa encuentra comprador, y Manuela debe marchar para firmar la venta. Romasanta queda solo con Petra, de 13 años, a la que convence para que le acompañe a la Sierra de San Mamade, donde finalmente le da muerte.

Sierra de San Mamade
Sierra de San Mamade, lugar de los ataques de Romasanta
Cuando Manuela vuelve, Romasanta afirma que encontró trabajo como criada a Petra en Santander, en la casa de un cura de Santander, y que la pequeña había marchado feliz a la búsqueda de un futuro mejor. Pero la Manuela, a pesar de creer en las palabras de Romasanta, se queda preocupada por su hija, y quiere visitarla. Romasanta le anima a hacer el viaje, y afirma que lógicamente le acompañará, ya que él conoce los montes y no son sitio para mujeres solas. Juntos emprenden la salida, y en el mismo bosque donde mató a la hija, asesinó a la madre.

A los pocos días, Romasanta vuelve a Rebordechao y, cuando le preguntan por Petra o Manuela, dice que están bien acomodadas, sirviendo de criadas en la casona del cura de Santander, enseñando cartas falsas en las que ambas cuentan lo bien que les están hiendo las cosas.

El voraz apetito asesino de Romasanta ya tiene un nuevo objetivo, Benita García Blanco, la hermana de Manuela. El cebo usado estaba claro, Romasanta le leía las cartas en las que su hermana y sobrina afirmaban que ganaban una buena cantidad de dinero y lo bien que eran tratadas por su patrón. Benita entra en el engaño y prepara el viaje en el que lleva a su hijo, Francisco, de 10 años. Una vez que los tres están en el bosque, Romasanta les ataca.

De vuelta a Rebordechao, nuestro último invitado continúa con las fantásticas historias de todo aquel a quien llevaba a Santander, en este caso a Benita le ha tocado la lotería, y Francisco está estudiando Derecho. Todo esto hace que los aldeanos sueñen con salir de la pobreza y poco a poco se van animando a marchar con Romasanta hacia Santander, Antonia Rúa Carneiro es la siguiente a dar el paso.

De esta manera, Romasanta asesinó a 8 personas más, y aunque inicialmente nadie sospechaba, poco a poco surgieron fuertes rumores al verle vender la ropa de sus víctimas, él decía que ya no la querían por lo bien que les iba, pero la gente comenzó a decir que “Manuel llevaba a las mujeres engañadas, que las metía en la sierra, matábalas y sacábalas el unto para venderlo en las boticas de Portugal”.

El rumor se extendió, y en febrero de 1852 estaba tan angustiado que se hizo con un certificado falso en el que figuraba como “Antonio Gómez” oriundo de Montederramo, y con ese certificado solicitar un pasaporte interior para viajar a Castilla; pero, cuando se encontraba  en Nombela (Toledo), lo reconocieron y el alcalde dispuso su detención en julio de 1852.

En el Juzgado de Escalona, lo negó todo, y hasta dijo que Manuel Blanco Romasanta era primo suyo. Posteriormente trasladado al Juzgado de Verín, y allí admitió haber matado a trece personas, pero dijo que no era su culpa, que sufría una maldición que lo convertía en hombre lobo, que esas metamorfosis lo torturaban desde hace trece años, y que habían cesado misteriosamente justo tres días antes de su detención.

Se llevó a cabo una investigación, y se consiguieron localizar los restos óseos de sus víctimas, y el 6 de abril de 1853 fuera condenado a morir en el “garrote vil” y pagar 1000 reales por víctima. No obstante, un hipnólogo francés que había seguido el caso envió una carta al Ministro de Gracia y Justicia pidiendo que le dejaran trabajar con Romasanta. También solicitó la intervención de la Reina Isabel II, quien pidió al Tribunal Supremo que revisase el caso, y firmó una orden para liberar a Romasanta de la pena capital, reduciéndose ésta a la perpetua.

Tras esto poco más se sabe, se creía que había muerto en 1854, en la prisión de Allariz en la que cumplía condena. Pero en 2009, en un documental de la Televisión Autonómica Gallega se abría la posibilidad de que hubiera muerto en otro lugar y se apuntaba al castillo de San Antón  (La Coruña). Finalmente, en 2011 en las Jornadas Manuel Blanco Romasanta celebradas en Allariz, los investigadores Cástor y Félix Castro Vicente presentaron pruebas que aseguraban que Romasanta falleció en una cárcel de Ceuta de un cáncer de estómago en 1863.

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